Gonzalo Salafranca, actual director de relaciones externas de Philip Morris Spain, lleva más de 22 años de trayectoria en esta tabaquera. Ha ocupado la dirección de comunicación y asuntos regulatorios de la compañía en Latinoamerica y Canadá y, también fue director de relaciones externas en México. Actualmente se centra en potenciar las tecnologías alternativas al cigarrillo tradicional y dar a conocer los avances científicos que las avalan. La compañía acaba de poner en marcha en Olivenza un call center con 120 puestos de trabajo, una apuesta decidida por el talento extremeño joven, ya que cerca del 90% de la plantilla es extremeña y más de la mitad reside en el municipio de Olivenza. Además, seis de cada 10 empleados tiene menos de 35 años.

¿Está cerca el fin del cigarrillo ‘combustionado’? 

Estamos en mitad de un proceso de transformación histórica dentro del sector del tabaco que comenzó hace ya una década cuando en Philip Morris hicimos una apuesta sin precedentes para reducir el daño a la salud que causa el cigarrillo. Al hilo de este propósito hemos realizado un largo trabajo con mucho esfuerzo y una inversión de 8.000 millones de dólares hasta la fecha. El objetivo era desarrollar una serie de productos alternativos significativamente mejores a seguir fumando. Y, ¿cómo se consigue? La clave es eliminar la combustión porque sabemos que durante la combustión del tabaco se genera humo con muchos componentes tóxicos que son la principal causa de las enfermedades ligadas a fumar. Evitando la combustión se evita una gran parte de los problemas de salud. 

 ¿Dónde va el sector del tabaco tras la aparición del tabaco calentado?

Todos los sectores empresariales estamos en plena transformación con el objetivo de reducir el impacto que generan los productos en la salud, en el medio ambiente o en la sociedad. El sector del tabaco no es una excepción. En Philip Morris tenemos un compromiso fuerte con Extremadura desde hace décadas y esto se mantiene. El tabaco es nuestro pasado, presente y futuro y ahora lo que está cambiando es la forma de consumirlo. Ahora lo calentamos en vez de quemarlo. Esto supone una mejora fundamental para los fumadores que, de una forma u otra, seguirían fumando. No es un proceso que suceda de la noche a la mañana, pero sí tenemos ejemplos claros, como el caso de Japón, donde vendemos más productos de tabaco calentado que cigarrillos. Las transformaciones no son fáciles, pero hay que abordarlas con decisión. El cultivo del tabaco en Extremadura sufrió ya una transformación hace muchos años cuando hubo la reconversión de la variedad Burley a la Virginia, o cuando se pasó de los secaderos de combustibles fósiles a los de biomasa. Al final hay que contemplar estos retos como oportunidades. 

¿Qué futuro se abre para el sector y qué oportunidades se generan para el tabaco extremeño? ¿No se consume menos cantidad?

Lo que tenemos claro en Philip Morris es que el futuro pasa por el tabaco calentado. El último ejemplo es la reciente inauguración de nuestro call center de IQOS en Olivenza que supone la creación de 120 empleos en la zona, un buen ejemplo de las oportunidades que brinda la transformación hacia el consumo de los nuevos productos. Este call center está llamado a ser un punto de información y soporte técnico de referencia, tanto para los usuarios de IQOS como para fumadores adultos de toda España que estén pensando en cambiar a alternativas mejores y quieran realizar consultas sobre el funcionamiento del dispositivo y la tecnología que incorpora.

¿Va a costar sustituir el cigarrillo ‘tradicional’ por el calentado?

Para conseguir este cambio tienen que pasar dos cosas. La primera es que los fumadores adultos tengan acceso a información clara y rigurosa sobre estos productos. Por otro lado el marco regulatorio tiene que reconocer que se trata de un producto distinto al cigarrillo tradicional.

¿Realmente tiene ventajas de salud para el consumidor?

Sin duda, son mejores que seguir fumando. Detrás de nuestros productos hay un desarrollo científico de altísimo nivel, así como un creciente número de estudios independientes que ponen de manifiesto que sin estar exentas de riesgo, estas alternativas representan una reducción significativa a la exposición a sustancias dañinas en comparación con el cigarrillo.

Cuando se quema cualquier materia orgánica, como en este caso el tabaco, en ese humo que se genera hay muchos componentes químicos de los que un porcentaje son tóxicos. Al calentarlo en lugar de quemarlo se reducen los niveles medios de estos componentes y por tanto, se reduce la toxicidad. La propia Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos hace un año que autorizó la comercialización de nuestra tecnología de calentamiento de tabaco como ‘producto de tabaco de riesgo modificado’ por su menor exposición a las sustancias tóxicas en comparación con el cigarrillo. Esta autorización llega tras un largo periodo de análisis de las autoridades estadounidenses.

¿Cuánto tabaco español adquieren y qué características tiene?

En la última década hemos comprado en total alrededor de 65.000 toneladas de tabaco Virginia en rama, siempre hoja de la mejor calidad.

¿Está la calidad del tabaco español al nivel del tabaco procedente de otras partes del mundo?

En términos de excelencia todos los expertos confirman que el español es uno de los mejores de Europa junto con el procedente de Italia y Grecia. El cultivo del tabaco español tiene una gran reputación por su excelencia, tanto en términos de innovación como de buenas prácticas de cultivo, respeto al medio ambiente y trazabilidad. En este sentido, es necesario destacar la labor fundamental de Cetarsa que contribuye cada día a la sostenibilidad y progreso del cultivo de tabaco extremeño.

¿En qué consiste su programa de buenas prácticas agrícolas para los cultivadores de tabaco extremeño?

Es un conjunto de principios y estándares que aplicamos en todos los países del mundo donde compramos tabaco incluyendo España y en este caso Extremadura. Se enfocan a tres áreas concretas. La primera es la mejora de las condiciones de los trabajadores en el sector del cultivo. La segunda es abordar el impacto del cultivo en el medio ambiente. Y finalmente, conseguir que el cultivo de tabaco sea sostenible.

¿Por qué apoyan la conversión de los secaderos de biomasa, o la reducción del impacto del CO², el ahorro de energía y la mejora de la trazabilidad de la hoja de tabaco?

Para nosotros la sostenibilidad en todas sus vertientes, incluyendo la medioambiental, forma parte fundamental de nuestra visión empresarial. Pensamos que en esta transformación a un futuro libre de humo el compromiso con el medio ambiente es clave. Por eso tenemos una serie de objetivos, como la reducción de emisiones de CO², de consumo de agua o la gestión de residuos entre otras. Extremadura ha sido pionera en la reconversión de secaderos de combustible fósil a los de biomasa, iniciativa que fomentamos desde Philip Morris en su día y de la que recuerdo con especial cariño ya que trabajé directamente en el proyecto. En definitiva, a lo largo de los años hemos sido pioneros en la implantación de mejoras técnicas y medioambientales en el cultivo del tabaco en Extremadura, desarrollando proyectos innovadores con los propios cultivadores y contando con el apoyo del Departamento de I+D de Cetarsa.

¿En qué trabaja actualmente su departamento de i+D?

En Philip Morris contamos con más de 900 científicos, investigadores e ingenieros que trabajan en el centro de I+D de Suiza como en el de Singapur. El 99% de nuestra inversión en I+D se centra en el desarrollo de productos libres de combustión. Nuestro equipo de investigadores viene trabajando en una nueva generación de tecnología de calentamiento de tabaco que pronto verá la luz. Es muy importante nuestro compromiso con seguir investigando para conseguir el aval científico de largo recorrido de estos nuevos productos que, sin duda serán el futuro del sector.