Caja Rural de Extremadura ha abierto ya la convocatoria de la IV edición de los Premios Espiga para los quesos acogidos a las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) Torta del Casar, Ibores y Queso de la Serena.

A este certamen, que se ha consolidado como referencia en el sector quesero de la región, pueden concurrir todas las empresas elaboradoras de quesos inscritas en cualquiera de las tres DOP y que cuenten con certificado en vigor, bajo cualquier marca comercial registrada en su respectiva Denominación de Origen. Cada productor tendrá derecho a una sola inscripción. El plazo para la presentación de muestras finalizará el próximo 27 de mayo, a las 15.00 horas.

El certamen será independiente para cada una de las tres denominaciones de origen y se desarrollará bajo la dirección técnica del Instituto Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (Intaex), integrado en el Cicytex y adscrito a la Consejería de Economía, Ciencia y Agenda Digital, con la colaboración de los respectivos consejos reguladores. Los mejores quesos de cada categoría recibirán las distinciones de Espiga de Oro, Plata yBronce.

Hacia la excelencia

Como explica el director técnico del concurso e investigador en el Área de Productos Lácteos del Intaex, Rafael Tabla, estos Premios Espiga del queso «tienen como misión destacar y afianzar la calidad de los quesos extremeños, acompañando a nuestras empresas en su camino hacia la excelencia». El concurso, con solo cuatro años de vida, «todavía está evolucionando, porque el sector evoluciona también, y siempre hay margen de mejora hasta alcanzar su máximo potencial».

La valoración de las muestras corresponderá a un jurado de expertos, compuesto por, al menos, 8 catadores del panel de Cata de Quesos del Intaex. Estos jueces tendrán en cuenta diferentes características relacionadas con el aspecto externo e interno, la textura, el sabor y el olor, de modo que se realiza una valoración del queso en su conjunto.

El proceso de valoración se llevará a cabo mediante una cata a ciegas, es decir, sin señales o etiquetas que permitan identificar el queso. Según su director técnico, la clave está en «la precisión y la rigurosidad» de este procedimiento, que resultan «fundamentales para garantizar la imparcialidad».

Los catadores reciben piezas enteras y partidas y también muestras del tamaño de un bocado y libres de corteza, "todas ellas iguales y con la misma proporción de queso de la parte central y periférica", una preparación para la que se cuenta con un cortador entrenado en esta tarea. Además, se controla la temperatura de las muestras antes de presentarlas a los jueces, para que todas se evalúen en igualdad de condiciones.

Garantía de calidad

Para Rafael Tabla, la "seriedad, rigurosidad e ilusión" con la que se desarrolla el concurso es su principal factor diferencial con respecto a otros certámenes: «El Premio Espiga potencia mucho la formación del panel de catadores a través del entrenamiento continuo y específico. También se controlan mucho las variables que afectan a la evaluación sensorial, gracias a las instalaciones excepcionales con las que contamos y los procedimientos de muestreo empleados. Además, se procura no saturar la capacidad de percepción de los catadores, dosificando y distanciando las muestras. Todas estas medidas son una garantía de calidad para el concurso».

Caja Rural de Extremadura ha animado a todas las queserías acreditadas y certificadas bajo las diferentes DOP a concursar y mantener el altísimo nivel de participación que ha alcanzado el certamen en anteriores ediciones.

Estos Premios Espiga servirán para poner de nuevo de manifiesto la gran calidad de los quesos extremeños con denominación de origen, que cada vez reciben más reconocimientos nacionales e internacionales. «A veces en Extremadura no somos conscientes de que somos unos privilegiados en cuanto a la calidad de los productos agroalimentarios que tenemos», asegura el director técnico del concurso. «Estamos acostumbrados tener lo bueno muy cerca, muy fácil, muy barato. Tanto que a veces confundimos el precio con el valor. Cuando nuestros productos salen de la región, donde lo bueno no es tan habitual, es fácil que obtengan el reconocimiento».