El cumplimiento de una estrategia de sostenibilidad en todas sus vertientes, económica, social y ambiental, debe ser uno de los requisitos fundamentales de las granjas en la actualidad. Las directrices, recomendaciones y campañas a nivel europeo y nacional toman esta como la base de cualquier negociado, incluida la ganadería. De esta forma, la apuesta por una economía circular es una prioridad para acometer por ganaderos y veterinarios. 

Esta tan mencionada «circularidad» implica compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta manera, a la vez que el ciclo de vida de los productos se extiende, se reduce al mínimo la generación de residuos. Como decíamos, esta circularidad también se aplica al sector agroalimentario, y la ganadería cuenta ahora con una propuesta para avanzar en este modelo de trabajo: Granja Circular. 

Esta iniciativa permite a la ganadería demostrar el compromiso con la sostenibilidad a través de una evaluación objetiva de las actividades de la granja. Mediante un enfoque multidisciplinar, Granja Circular incluye varias herramientas de cálculo y cuenta con indicadores solventes, medibles y prácticos, otorgándose a las granjas una calificación según su nivel de cumplimiento y siendo posible la verificación de la certificación de sostenibilidad por parte de AENOR.

Sostenibilidad en todos los ámbitos

En la producción del ganado ovino estos aspectos adquieren especial relevancia. Por un lado, en el área social, tanto para lograr un reconocimiento positivo de los productos del ovino, como para asegurar la calidad de vida de los profesionales que desempeñan su trabajo diario en las granjas. «Es crucial que el consumidor sepa identificar la calidad de los productos y estén al tanto de los controles y requisitos que deben cumplir estos para confirmar su seguridad alimentaria y ser garantía de salud», señala Gabriel Pineda, gerente de Merino del Sur, granja de ovino de cebo integrante de Granja Circular. 

Una opinión que también secundan en SAT Los Francos, empresa familiar dedicada a la agricultura y a la ganadería ovina desde 1880, que también forma parte del proyecto de Granja Circular, «Si conseguimos que la sociedad sepa realmente lo que hacemos, que entiendan el significado de un certificado de Granja Circular, empezaremos a tener una sociedad más justa». 

Un aspecto, el social, que va de la mano del pilar económico, pues los sistemas de producción han de ser rentables y asegurar la eficiencia de la producción. «Debemos buscar la excelencia con nuestros animales, entorno y trabajadores y, por su puesto, ser viables», añaden desde SAT Los Francos. 

Sin olvidar la sostenibilidad ambiental, otra característica que cala hondo en el consumidor, reclamando una producción respetuosa con el medio ambiente y con los animales. 

«Un certificado como el de Granja Circular, verificado por una entidad como AENOR, nos permite seguir trabajando, esforzándonos y mejorando nuestra producción para llegar a los lineales con productos diferenciados y de la mejor calidad. Supone un mejor rendimiento y producción, a través de aspectos como el confort de los animales, para ofrecer una mayor garantía al consumidor, que es el eslabón final de la cadena», puntualiza Pineda. Se trata, en definitiva, de poder demostrar el origen sostenible de los alimentos, un punto cada vez más crítico para los productores y los distribuidores.