ANFITRION DE LOS PREMIOS DE TURISMO en su VII edición

Olivenza, el municipio extremeño con más encanto luso

Exponente del turismo en la Raya con Portugal

Ayuntamiento. Conocida fachada de estilo manuelino del consistorio oliventino.

Ayuntamiento. Conocida fachada de estilo manuelino del consistorio oliventino. / EL PERIÓDICO

Redacción

Pocos pueblos –y en este caso hablamos de un Pueblo Mágico- pueden hacer gala de una simbiosis tan clara entre el carácter extremeño y la dulzura lusa que rezuma en cada uno de sus espacios. Olivenza es un pueblo en la Raya con todo el encanto que los caracteriza, miles de posibilidades para hacer que el viajero disfrute cada uno de sus pasos.

Contemplar un atardecer en la torre del Alcázar o frente al embalse de Alqueva es una experiencia difícil de explicar con palabras. Olivenza hay que vivirla, recorrerla y sobre todo, degustarla pues la gastronomía rayana tiene propuestas que no dejan a nadie indiferente. El municipio está marcado por su pertenencia a Portugal. En 1801, el rey Carlos IV de España, espoleado por Napoleón, declaró la guerra a Portugal para que renunciara a su alianza con Inglaterra. Se llamó la Guerra de las Naranjas, que en apenas una veintena de días recuperó el municipio para España, sin que ese aura lusa haya desaparecido después de 220 años.

En pocos lugares se ha comprendido la importancia del mestizaje para crecer como sociedad. La educación bilingüe, la fraternidad y adopción de costumbres a uno y otro lado son las señas de identidad de una Raya que se difumina por complejo en Olivenza. Fruto de su pasado bélico son los edificios y baluartes. Uno de ellos es el Museo Etnográfico González Santana con 9.000 objetos que nos hablan de cómo era hace un siglo Olivenza. Precisamente su impulsor ha fallecido hace unos meses, Francisco González Santana, ostentaba la Medalla de Extremadura, que recibió en 1991, era Hijo Predilecto de Olivenza y había sido reconocido por la Asociación Profesional de Museólogos de España. La visita al museo etnográfico oliventino es obligatoria. Como curiosidad, Olivenza también alberga un Museo del Papercfrat y el Museo de las Escuelas Parroquiales Manuel Hidalgo.

En edificaciones religiosas de este pueblo marcado por el color blanco destaca la iglesia de la Magdalena y la profusión de colorido que las vidrieras imprimen a las columnas manuelinas de su interior. Tampoco deje de visitar los azulejos de la Casa de la Misericordia que representan escenas bíblicas hasta en los techos.

Puente Ajuda

El Puente Ajuda es una infraestructura que salva el río Guadiana. En su origen unía Elvas con Olivenza, pero fue derribado en el siglo XVII, aunque a lo largo de la historia sufrió varias destrucciones parciales. El rey don Manuel lo mandó construir a principios del siglo XVI para facilitar la conexión y socorro a la plaza de Olivenza. Las riadas del Guadiana y las guerras de los hombres lo castigaron a lo largo de su existencia. Su última destrucción ocurrió en 1709, durante la Guerra de Sucesión al trono de España. El Marqués de Bay, general de las tropas españolas, mandó volar sus arcos centrales para cortar los socorros a la plaza de Olivenza. También sufrió idénticas mutilaciones años atrás, durante la Guerra de Restauración, por la que Portugal se separó de la corona española en tiempos de Felipe IV. Tras el segundo de los tres importantes sitios a que se sometió Olivenza, se destruyó la parte central. En 1967, el gobierno portugués declaró el puente como Propiedad de Interés Público. El 13 de marzo de 2009, el gobierno español declaró el puente como Bien de Interés Cultural. El actual estado de conservación del puente lo hace impracticable. No obstante, constituye una de las piezas monumentales más importantes de la comarca de Olivenza.

Si quieres visitar el Gran Lago Alqueva lo mejor es dirigirse a su centro de recepción de visitantes situado en la Oficina de Turismo, en el antiguo Convento de San Juan de Dios. Allí se informa de todo lo relacionado con el Parque Temático Natural Alqueva y los municipios que lo circundan: Olivenza, Alconchel, Táliga, Cheles y Villanueva del Fresno. Todo ello se hace a través de pantallas interactivas y experiencias táctiles, olfativas y sonoras para adultos y pequeños, donde se puede tener un anticipo de los olores y sonidos de las dehesas y cursos de agua de la zona y de las actividades que se pueden realizar: deportes o paseos acuáticos, observación de aves y del cielo estrellado.

Muchas olivenzas hay en una: la militar, la religiosa, la de sus edificios civiles (entre los que destaca el consistorio, ejemplo de estilo manuelino) y la de la gastronomía singular y mestiza. Pero tampoco podemos olvidarnos de sus espacios naturales, como la Sierra de Alor, auténtico crisol de aromas a tomillo, orégano o menta,y también crece la famosa Rosa de Alejandría.  

Entre las muchas rutas en las que se puede conocer el municipio oliventino, podemos destacar la llamada Manuel Pacheco, en honor al gran poeta pacense, con la que correr sus calles por medio de sus poemas: Plaza San Juan de Dios (Convento), Poema: Para nombrar Olivenza, calle Díaz Brito (cerca de la Magdalena): Poema para soñar la sombra de un concierto, calle Duque de Cadaval: Poema para el nombre de Olivenza, Biblioteca municipal (Para leer), calle Espíritu Santo: Poema para nombrar ‘El Candil’, calle Las flores: Insoneto para recordar al Puente Ajuda, calle Manuel Pacheco (Parque de los Pintasilgos): Para mirar mi infancia.