Fuera de su entorno habitual, rodeado de decenas de personas que no reconoce y de ruidos y estruendos que alteran su calma normal está claro que "el burro está sometido a un estrés, pero éste tiene muchos niveles". Lejos de opiniones personales, así describe el catedrático de Histología y Anatomía Patológica de la Uex, Antonio Gázquez, la situación a la que se enfrenta el asno protagonista de la fiesta del Pero Palo cada año.

Algunos lo tachan de maltrato y para otros se trata de una fiesta sin consecuencias para el animal. Y así lo ve el experto que realizó su tesis doctoral sobre los efectos del estrés continuado en animales de laboratorio. "El estrés se define como un desequilibrio de la normalidad que todos padecemos". En el caso del Pero Palo, "el burro solo por estar fuera de su entorno va a tener un desequilibrio hormonal y emocional, luego hay que añadir las decenas de personas ajenas y el ruido que van a poner al animal en alerta y esto va a tener una respuesta diversa en función de la causa".

"Si solo va a transportar a una persona durante una hora, fuera de su entorno y con personas y ruidos ese estrés no es intenso, pero si va a recibir palos y golpes, sentir dolor, va a correr demasiado y esa situación de estrés es continuada durante varias horas se va a producir un trauma muy extenso que puede llevar al animal a sufrir un problema denominado coagulación intravascular diseminada (CID) que le podría producir microtrombos y un colapso. Es una situación que puede ocurrir pero dependerá del nivel de estrés al que esté sometido. Si, como dicen, nunca se ha llegado a esta situación extrema es porque no ha habido un nivel de estimulación suficiente para producir la muerte, pero esa posibilidad siempre está ahí".

Las consencuencias también dependerán de la idiosincrasia del animal. "No todos los burros son iguales desde el punto de vista emocional, ni están acostumbrados a lo mismo, algunos están más aislados y otros tiene más contacto con las personas". En función de esto el animal que transporta al enjuiciado no dejará de sufrir, en mayor o menor medida, un ritmo cardiaco acelerado, aumento de temperatura corporal, sudoración, cansancio muscular, irritabilidad,... que mantendrá al burro asustado y "en estado de alerta" hasta la vuelta a su normalidad, sin ningún tipo de secuelas siempre que no sea continuada ni haya violencia física.

El catedrático explica que el organismo tiene un mecanismo de defensa, llamado síndrome general de adaptación, que ayuda a que cuando sucede una causa que te desequilibra hormonal y psicológicamente el cuerpo intenta contrarrestar ese desequilibrio mandando respuestas y hormonas al equilibrio para que vuelva a la normalidad. "Si el estrés es muy intenso y continuado el organismo se colapsa, entonces puede sobrevenir un shock y la muerte, pero si ese estrés es leve o moderado, como debe ocurrir en el Pero Palo, el animal vuelve a su normalidad de forma natural e incluso llega a adaptarse".

¿Entonces no hay maltrato? "Ha llegado el punto en el que depende de quien lo mire. Para algunos es maltrato sacar a un animal de su entorno habitual y para otros solo es un cambio de situación. En términos veterinarios un maltrato necesita que haya lesiones físicas o psíquicas por un estrés muy intenso".

Gázquez dice que es partidario de las fiestas populares, pero todo tiene sus límites. "Hay que procurar que los animales de dos patas no peguen a los de cuatro, mientras sea así no creo que haya maltrato porque sacar al animal de su entorno supone un estrés leve o moderado, pero no intenso".