A Víctor le conocí hace unos años, en un desayuno que compartimos en Mérida. Desde entonces hemos conversado bastante y siempre ha sido un placer. Es un hombre que se compromete con aquello en lo que cree, casi siempre tras un proceso de reflexión pausado. Sabe escuchar. Lee mucho, pero también tiene sus frikadas , como su devoción por Star Wars. Tiene una mirada limpia, y no solo por sus ojos azules. Madruga, y bastante, incluso los fines de semana. Esperemos que al Parlamento regional haya llegado para quedarse, porque para algunos ya es un referente de valentía y honestidad. El pasado jueves defendió los derechos de lesbianas, bisexuales, transexuales y gays en la tribuna de la Asamblea, y lo hizo en primera persona del plural. Un hombre valiente.

--Lo primero que me gustaría saber es cómo te sientes...

--Bien, me siento bien. Nuestra cultura ha vivido demasiados siglos con la idea del sufrimiento como algo necesario, pero yo entiendo que lo que hay que hacer en esta vida es gozar, reconociéndose uno como lo que es y viviendo la vida como quiera vivirla. Como decía Nicolas de Chamfort, la moral debería reducirse a gozar y hacer gozar sin sufrir ni hacer sufrir. Lo demás sobra. He sentido una liberación, alegría de hecho, porque he manifestado ante el resto del mundo que soy gay y como tal vivo mi vida sin mayor problema.

--¿Crees que la sociedad valora realmente qué significa para los que somos gais y lesbianas decir "yo soy gay"?

--Una parte de la sociedad lo valora, seguro. Y sin duda las personas gais, lesbianas, bisexuales o transexuales, muchos aún con la necesidad de vivir escondidos por la presión que pueda existir en su entorno o su ámbito familiar más cercano, lo sabrán valorar. Es así como poco a poco se van convirtiendo los espacios cotidianos a la normalización, y es así como conseguimos que la sociedad vaya aceptando esta realidad progresivamente.

--No es la primera vez que defiendes en el Parlamento iniciativas a favor de lesbianas y gais. ¿En alguna ocasión anterior pensaste hacerlo, como esta vez, en primera persona?

--Honestamente, lo he pensado en los últimos meses. Con anterioridad no había sentido esa necesidad, o me lo planteé muy tangencialmente. Quizá por ser cargo público he diferenciado mucho en ocasiones mi vida privada de lo público, aunque en los últimos tiempos de alguna manera he asumido una idea que se ha defendido mucho desde el ámbito feminista: que lo privado también es política. El ámbito privado también forma parte del discurso político, no lo tienes que encerrar. Por eso en esta ocasión he querido que eso que otras veces he defendido con convencimiento y la intensidad necesaria, quedase claro que era algo de lo que hablaba con conocimiento y con vivencia propia. Si he pedido posicionamiento contra la homofobia es porque sé lo que significa sufrirla, porque la he sufrido en mi etapa escolar.

--¿Cuándo pensaste que era positivo ser visible como gay?

--Nunca he sido otra cosa que lo que soy: asumí ser homosexual desde la adolescencia. No tuve necesidad de tener novia ni vivir otro tipo de impostura, aunque es cierto que en general he vivido todas estas cuestiones en el ámbito privado hasta que en los últimos años he tenido la necesidad de que trascendiera esa timidez para sacar esa realidad, que de hecho explica tantas cosas en mí.

--¿Eres consciente de que para nosotros, los activistas LGBT, esto es un hecho histórico por ser tú el primer político gay que no oculta su homosexualidad?

--No lo he pensado. Ni antes, ni durante ese momento en la tribuna era consciente de eso.

--Cuando hablaste en la Asamblea el pasado jueves se produjo un significativo silencio. ¿Lo percibiste?

--Si.

--¿Te emocionó?

--Sí. Fue un momento muy emotivo y bonito. De hecho me sorprendió el aplauso general y unánime de todos los grupos tras mi intervención. Estoy acostumbrado a que no me aplauda nadie cuando intervengo dado que cada grupo solo apoya a los suyos habitualmente.

--¿Qué tal las reacciones posteriores? ¿Tenías algún miedo?

--Sí lo tenía, pero lo cierto es que he recibido mucho cariño, tanto de mis amigos como de los compañeros del Parlamento, que por cierto le han dado al hecho un valor político y esto para mi ha sido importante porque es lo que pretendía: quería que fuera un acto político útil para mucha gente.

--Mucha gente no entiende lo que significa la visibilidad para los gais y lesbianas...

--La visibilidad es necesaria porque contribuye a normalizar las diferentes opciones sexuales. Sin esa visibilidad progresiva de tanta gente durante los últimos años no tendríamos hoy el matrimonio igualitario, los políticos no habrían percibido la necesidad social.

--¿Invitarías a otros políticos homosexuales que puedan sentir miedo a dar el paso?

--Por supuesto. Como decía Mandela, no existe quien no sienta miedo, pero es un paso que libera.

--Eres cacereño de toda la vida, ¿Cómo se puede vivir en Cáceres siendo gay o lesbiana?

--Como en todas las ciudades españolas hay una mayoría de personas que ven esta realidad sin mayor problema, pero sigue existiendo gente que se resiste. Me preocupan mucho las nuevas generaciones, que parece que comienzan a ser mas machistas y mas homófobos. En los años 80 esa homofobia estaba muy presente, yo mismo fui insultado como maricón en mi etapa escolar. En los últimos años esto se iba eliminando progresivamente, pero ahora repunta. Es necesario que trabajemos el ámbito educativo para que no retrocedamos a épocas pasadas.

--¿La homofobia que sufriste en el ámbito escolar fue muy seria?

--Tuve algún episodio pero afortunadamente la pude superar. Mis padres me sacaron de mi colegio y no llegó a ser un gran problema, aunque curiosamente no me cambiaron de centro por esos ataques homofóbicos que de hecho ellos no conocían, sino porque me querían obligar a escribir con la mano derecha siendo zurdo.

--¿Eras consciente de ser gay cuándo sufriste acoso por homofobia?

--No, aun estaba tanteando, conociéndome. Tenía unos 12 años.

--¿Crees que los responsables educativos perciben la relevancia que tiene la homofobia en el ámbito escolar?

--Hay una parte del profesorado que creo que no lo percibe adecuadamente. Hablamos de un 20% de intentos de suicidio por acoso escolar. En España y Extremadura no hay lamentablemente estudios específicos, pero se ha cuantificado en muchos países y estoy convencido de que en eso no somos diferentes. La comunidad educativa tiene que empezar a intervenir sin ningún problema, deben implicarse y dejar de considerar que son cosas de chiquillos. Y la Administración también debe implicarse con claridad.

--¿Algún problema con tu familia o amigos al conocerse que eras homosexual?

--No. Ninguno. Mi madre siempre ha sido muy abierta.

--¿Qué opina de los padres que rechazan a sus hijos por ser homosexuales?

--Sé que pasa y sin duda, no son buenos padres. Un padre lo que tiene que hacer es querer a sus hijos. Cuando uno quiere a alguien le perdona lo que sea, aunque aquí no haya nada que perdonar en realidad.

--¿Te has planteado ser padre algún día?

--La verdad es que no.

--¿Qué le pedirías a tu partido con respecto a los derechos del colectivo gay?

--Que defiendan como sea, incluso en la calle y con la desobediencia civil, los derechos conseguidos por la sociedad, que están en peligro.

El autor de la entrevista es el presidente de la Fundación Triángulo.