Hace apenas dos semanas, el campo extremeño perdía a uno de los ocho linces que han regresado a la región tras 30 años sin ejemplares del felino más amenazado del planeta, pero el proyecto de reintroducción sigue su curso y afronta el futuro de la especie con prudencia, pero con "optimismo". Seis de los linces extremeños se han adaptado perfectamente a su nuevo hábitat y el séptimo ha vuelto al centro de cría por problemas de desnutrición.

El programa Life Iberlince para la conservación de estos felinos ha tomado tres años después de su aprobación y superadas las dificultades iniciales de puesta en marcha, "velocidad de crucero". Así lo explica el responsable de Especies de WWF, Luis Suárez, que es representante de la organización en este proyecto. Según Suárez el verdadero despegue de este III Life para el lince ibérico, se ha producido esta primavera con las primeras 16 reintroducciones realizadas fuera de Andalucía, ocho en Ciudad Real y otras ocho en el Valle de Matachel, en Badajoz.

Esta realidad, indica, ha venido precedida de un intenso trabajo de puesta en común de metodología y líneas de trabajo entre los socios y de selección de zonas potencialmente adecuadas para las sueltas en función de la calidad del hábitat, la disponibilidad de alimento (conejo) o la reacción de la población local.

Nuevas sueltas

El objetivo del programa, según Suárez, es soltar otros 16 el próximo otoño en los Montes de Toledo (Ciudad Real) y el Valle del Guadiana (Portugal), aunque "dependerá de si han acabado todos los trabajos de adecuación de esta zona". Esto supondría que a finales de año se habrían realizado sueltas en cuatro de las cinco zonas seleccionadas por el programa, restando únicamente la zona compartida entre Extremadura y Andalucía que se localiza entre Sierra Morena y la Sierra Norte andaluza. "Vamos dando cumplimiento al programa, pero es un Life muy complejo, hasta el punto que ponerlo en marcha y garantizar sólo la financiación fue un logro; ahora hemos cogido velocidad de crucero e iremos cumpliendo objetivos", señala.

Suárez considera que a pesar de que las zonas de reintroducción localizadas fuera de Andalucía presentan alta densidad de conejo y se trata que estén situadas los más alejadas posibles de carreteras y otras infraestructuras, al objeto de evitar atropellos, paliando con ello los dos principales problemas que tienen en territorio andaluz, esto "no supone que el lince tenga más futuro en los nuevos territorios fuera de la comunidad autónoma andaluza". En su opinión, Andalucía "ha demostrado por dónde hay que ir y su capacidad de solucionar ciertos problemas para la especie, como el tema de los atropellos en Doñana; su experiencia está sirviendo de ejemplo a otras comunidades como Extremadura y a Portugal".

Hay que tener en cuenta que Andalucía concentra el 98% de la población de lince ibérico mundial. El buen funcionamiento que están teniendo las reintroducciones, ya que los animales se están adaptando bien al campo y no hay una mortalidad anormal, lleva a los socios del programa Life Iberlince a afrontar el futuro con "optimismo". Un optimismo no exento de prudencia motivada, fundamentalmente, según Suárez, por el incremento de mortalidad por atropellos y a la espera de la evolución de la enfermedad del conejo algo que "no sabemos hasta qué punto puede condicionar el futuro". Con ganas de seguir trabajando, los socios de este programa son conscientes de que "aún se está lejos" de lograr el objetivo planteado con Life, que la especie salga de la catalogación de peligro crítico de extinción".

No obstante, la situación ha mejorado con respecto a años atrás. "Hace una década el lince estaba al borde del precipicio y cayendo al vacío, lo hemos alejado de esa situación y evitado que caiga y, poco a poco, lo estamos alejando del borde, pero hay que andan aún mucho camino hasta que nos podamos considerar tranquilos y satisfechos".