Hay autores a los que siempre se vuelve y ciudades de las que nunca te vas. Alvaro Valverde y Tánger son un buen ejemplo de lo uno y de lo otro.

Tánger es un laberinto, calles que van a dar al mar, azoteas y minaretes, "una sábana al sol", el soplo del levante, "las voces del almuédano", "las avispas en el vaso de té", el bakalito , azahar y yerbabuena... Sí, en Tánger, "como en Nápoles, Cádiz o Lisboa, / respiras tiempo" y con él, sin quererlo y sin saberlo, el placer y la sustancia; por eso luego, adonde quiera que vas, las llevas contigo, celosas compañeras, perros de hortelano, incontenibles y contaminantes. Sí, Tánger, "como Lisboa, Nápoles o Cádiz, / a las que se parece, ya se dijo" se quedan allí cuando tú partes para ser, ya siempre, si acaso, "un extraño que regresa".

ALVARO Valverde es uno de los grandes poetas contemporáneos. Así, sin más. También un lector empedernido y un excelente diarista. Cada día una entrega, a veces más, pero ninguna para salir del paso, jamás un copia y pega de impostura o lucimiento, muy al contrario, los textos de su diario son siempre síntesis de lecturas atentas; amables y admiradas la mayor parte de las veces. Muy de vez en cuando, un desagravio, o un exabrupto por algo que sonroja o escuece. En cualquier caso, el autor de Más allá, Tánger es un hombre a la altura de su tiempo y en su sitio; y tal vez, ay, por eso, los de antes, sobre todo los últimos de los de antes y sobre todo los de ahora, en vez de leerlo, de escuchar con atención lo que dice y pensar dos veces en por qué lo dice, prefieren bordearlo, entusiasmarse con el ruido del boato y el sonido del clarinete. Muchas veces en Bruselas me he dicho, cuánto mejor no(s) harían escuchándolo, facilitándole el embarque, dejándole vía libre, verso suelto, para que organice y disponga en lo que sabe. También ellos serían así gobernantes de su tiempo y en su sitio. Hace falta estar ciego, tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio, que decía aquel poeta, rozar lo mezquino, que decía el otro, para no darse cuenta de que también alguna vez es oro lo que brilla. Luego vendrán los homenajes, a destiempo y al carajo, pero, entre tanto, qué me dicen de este erial de cultura, de palmeros, de coches oficiales en presupuestos ajustados.

Más allá, Tánger es un largo poemas compuesto de unos cincuenta poemas más cortos. Un libro con gran coherencia narrativa que gira en torno a una partida y la pérdida del paisaje de la infancia. La distancia cromática, olfativa, visual; el carácter fronterizo, cultural y físico de ese paisaje; unido a lo abrupto de un viaje sin retorno y a la llegada a una ciudad "cerrada al mundo" y sin referencias afectivas, genera la ilusión de que aquella partida fue un salto en el vacío y una pérdida irreparable. De eso va este libro. Otra cosa, llegado el caso, es que todos los viajes a cierta edad sean siempre saltos en el vacío porque ninguna infancia es reparable. Por lo demás, el poeta incide en este libro en las constantes de su obra. Alguna de las cuales son, por ejemplo, la melancolía reflexiva: "estos escombros / en medio de la nada". "Lloran, se abrazan / y se separan, claro, / para siempre", etc.

Otra, la realidad y el recuerdo:

Mi Tánger es real. Está trazadosobre un rastro preciso de recuerdosque han ido rescatando con nostalgiapersonas que vivieron su verdad.

Un puñado de almas incapacesde dejar ese sitio fronterizo.

En este caso, y ahí también el acierto de este libro, es una memoria y una realidad duplicadas, el recuerdo de lo vivido y el recuerdo de lo vivido en lo contado. Y también un mismo viaje y dos encuentros diferentes; un mismo paisaje que es nuevo y transformado al mismo tiempo, etc.

También, lo culto. En Valverde las referencias culturales, ya sean autores, obras, lugares, etc. son siempre una constante. Aquí, por ejemplo, Bowles, Abraham Bengio, Angel Vázquez , La vida perra de Juanita Narboni, Carnet tangérois , Venecia, Estambul, etc.

XY UNAx última, el poeta enredado en la encrucijada de partir o quedarse; una incertidumbre de la que, por otra parte, Tánger, en la realidad y en la ficción, es paradigma y metáfora al mismo tiempo. La ciudad que se abandona y que se queda, la duda ante dos interrogantes esenciales: ¿Qué futuro tengo en este país, donde nunca he encajado? se pregunta el protagonista de Verano de Coetzee ; ¿Deberíamos habernos quedado en casa allí donde quiera que esta esté? se pregunta Elizabeth Bishop en Questions of travel . Cuestiones mayores que en este libro se sintetizan en un poema espléndido:

De los barcos envidiola promesa latentede una vida distinta.

Los observo a distancia,con vagos sentimientos encontrados:el de huir a lugares donde nunca se escapa,el de tornar de sitios de donde no se vuelve.

Por lo demás, este poemario puede leerse como un libro de viajes, pero eso no es algo nuevo en la obra del poeta, también Desde fuera era un magnífico libro de viajes, como también lo es, por otra parte, su obra narrativa. En cualquier caso, si efectivamente hay ciudades de las que nunca te vas y autores a los que siempre vuelves, Más allá, Tánger es un excelente destino. También una muy buena lectura para empezar el año, un precioso regalo de Reyes para uno mismo.