Dentro de unos días, exactamente el día 19 de este mes, se celebra el día del padre. Es una muy buena ocasión para aprovechar y regalarle libros. Dentro de los regalos habituales que en estas fechas suelen hacerse (colonias, corbatas, etcétera) un libro, dentro de lo tradicional, no deja de ser un punto diferencial.

Si ya tenemos un poco más de disponibilidad económica de cada familia, un buen regalo es un lector de libros electrónico. Su coste puede ser de entre 70 y 150 euros, aunque suele haber ofertas puntuales sobre dichos dispositivos, en función de la marca y lo que queramos.

Tiene múltiples ventajas: Se pueden almacenar montones (sí, montones, en un dispositivo de este tipo pueden caber hasta 1.000 libros en formato digital) de libros. Ser mantiene la página de cada uno donde has terminado de leer la vez anterior, no cansa tanto la vista, por su sistema de tinta electrónica, como un PC o incluso una tablet, y, por supuesto, el menor coste de los libros a comprar, entre 2 y 10 euros según la editorial y donde lo compres, y puedes almacenarlo y tenerlo ahí para cuando quieras leerlo. Por supuesto, una ventaja más es la facilidad de transporte. No ocupa tanto como un libro (o muchos) en papel si te vas de viaje y puedes leerlo en cualquier sitio.

Sin lugar a dudas nos hallamos ante uno de los inventos que revolucionará en pocos años el mercado editorial, si no lo está haciendo ya. Las editoriales se han dado cuenta de este filón, y, aunque alguna de ellas se pasa con el precio (no tan inferior como debería respecto a la opción del papel) siempre es más económico que éste y no ocupa tanto lugar en las ya de por si abarrotadas estanterías y bibliotecas de los lectores habituales.

Pero si preferimos un ejemplar en papel, hace unos días, pasando por una conocida librería de nuestra ciudad, me llamó la atención un libro, del que posteriormente me he enterado que fue presentado a mediados de enero, de lo que este periódico dio cumplida noticia, titulado Linajes cacereños escrito por Carmen Rubio, que ahonda en algunos de los linajes más conocidos de nuestra ciudad y cuenta con el asesoramiento y prólogo de José Miguel de Mayoralgo y Lodo, que forma parte, al igual que la autora, de uno de dichos linajes.

La autora ha recopilado y aumentado el árbol genealógico que en su día su abuela hizo, y ha dedicado su tiempo a la redacción de este libro, donde no sólo habla de su familia, sino de otros linajes de raigambre de nuestra ciudad. Para todos los que amamos la historia de Cáceres, es un libro sumamente interesante, donde podemos conocer el origen y actual descendencia de estos otrora gloriosos apellidos que cubren de blasones nuestra ciudad monumental, así como los hechos que dieron lugar a los títulos nobiliarios que dichas familias ostentan.

Ojalá haya muchos libros como este, dedicados a nuestra ciudad y sus personajes. Una ciudad que, en demasiadas ocasiones, es olvidada por los que viven en ella y no conocen muchos de los hechos que en ella sucedieron más allá de leyendas de dudoso origen.