No hay duda de que el teléfono móvil se ha convertido en los últimos años en el regalo más esperado para los más pequeños. Y en Extremadura no es diferente, asevera a este diario el director del Centro de la Infancia y la Adolescencia regional, Javier García Márquez. Según apunta el responsable del centro que estudia las conductas de los menores y los asesora en la región, el terminal poco a poco ha ido moldeando los comportamientos sociales de los menores. "El móvil se ha convertido en un aparato a nivel social, si no tienes móvil, no eres nadie", asegura.

Y este uso a temprana edad tiene sus consecuencias para su desarrollo. "Los niños se encierran en casa, parece que sus amigos están en el móvil y no en la calle, ya no existe la amistad cara a cara", sostiene el experto. García apunta que todos los jóvenes que reciben en el centro manifiestan un patrón de "timidez" con respecto a sus padres. "Se encierran mucho", apostilla. Y esto se traduce, según añade, en el desarrollo de sus habilidades sociales, ya de por sí en plena efervescencia. "Les cuesta hacer esas amistades, se encuentran protegidos por la pantalla y ahí no tienen que hacer ningún esfuerzo social", manifiesta el experto.

A este cambio en la forma de relacionarse con la sociedad hay que sumar que el comportamiento también moldea cambios. Desde una "excitación continua" por la novedad a la "ansiedad", e incluso "agresividad" ante la negativa de sus progenitores de facilitarles el terminal a ciertas horas. También manifiestan déficit de atención, derivado, según apunta, de la inquietud que genera no saber qué está pasando mientras el joven no está conectado. "Tienes que estar al minuto para ser aceptado, estás estudiando y estás pensando en qué me habrán dicho", sostiene.

Los niños que reciben en el centro rondan los 12 años, no obstante, asegura que "nos llegan casos de niños con 8 años y con teléfonos", apunta. Ante esta realidad, los peligros a los que se enfrentan los jóvenes son "muchos". Las aplicaciones que más utilizan son las redes sociales y a través de ahí "muchos niños han sido engañados y han acabado escapándose de casa para conocer a sus amigos virtuales", relata. No obstante, el experto no quiere ser alarmista con respecto a esta realidad y ratifica que el "uso del móvil no es negativo". "Hay que utilizarlo bien, que un niño chatee no es malo" asevera y apostilla que la clave para que los menores tengan una correcta práctica del terminal reside en la "educación" que ofrezcan los padres ante esta situación.

"Hay que poner límites"

García pone de manifiesto dos consejos para los padres que quieran comprar un móvil a sus hijos. En primer lugar, aparte de gestionar el uso que hacen del teléfono en cuanto a contenidos de manera regular sin invadir su intimidad en ningún momento, es necesario poner límites. "El uso es bueno, pero hay que limitarlo en diferentes franjas horarias", asegura. "Mientras estudias, mientras vas al colegio, mientras comes o cuando vas a ir a la cama no puedes usar el móvil", pone como ejemplo el psicólogo.

Este primer consejo solo surtirá efecto si los padres predican con el ejemplo a sus hijos. "No tiene ningún sentido que un padre diga a su hijo que no puede coger el terminal, si él hace uso reiterado durante todo el día", concluye.