Lejos han quedado aquellos años de grandes promociones de viviendas nuevas y de esplendor del mundo de la construcción. La crisis destapó la burbuja inmobiliaria y puso en jaque a un sector que sigue sin levantar cabeza aunque mira al futuro con cierto optimismo. Aquellos años de boom no volverán, pero la construcción de nuevas viviendas empieza a verse como una necesidad sobre todo ante la escasez de stock en Extremadura y las previsiones apuntan a una incipiente estabilidad.

Al menos así lo estima un estudio elaborado por el Banco de España, que prevé que la región necesitará en los próximos 13 años al menos 18.600 viviendas nuevas para uso principal. Viviendas que hay que construir porque el mercado de segunda mano no podrá absorber la demanda prevista, ya que además, esta es una opción minoritaria en el conjunto de la población.

En esencia, el informe del Banco de España, bajo el titulo 'Creación de hogares y necesidades de vivienda nueva principal a medio plazo' publicado recientemente, prevé que Extremadura demandará entre 1.436 y 3.550 pisos cada año hasta el 2029 o lo que es lo mismo entre, 18.600 y 46.200 viviendas en los próximos 13 años. La horquilla es amplia porque los cálculos se realizan en base a dos escenarios futuros distintos que dependerán de las variables demográficas y económicas que se puedan producir.

DOS ESCENARIOS El primero de esos escenarios es más pesimista y está basado en las proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) a finales de 2014, según las cuales Extremadura perderá más de 44.000 habitantes en la próxima década y se quedará con una población total de 1.052.313. A pesar de la pérdida demográfica, que parece inevitable, las estadísticas del INE prevén en la región un aumento de 21.500 hogares en ese mismo periodo, en el que habrá menos población en general pero serán más los que estén en edad de emanciparse. En base principalmente a estos dos datos elaborados manteniendo las circunstancias actuales, el Banco de España estima que será necesario levantar en torno a 1.400 viviendas nuevas anuales hasta el año 2029.

El segundo escenario, por su parte, es más optimista porque el Banco de España considera que los datos anteriores del INE se elaboraron en plena crisis y, por tanto, con un cariz desfavorable. "De hecho, las ediciones más recientes de la Encuesta de Población Activa (EPA) apuntan a un número de hogares algo superior a las proyecciones del INE". Por ello en este supuesto se considera que las condiciones sociales y económicas evolucionarán en función de las tendencias observadas en el pasado, suponiendo entre otros factores un mayor nivel de renta y de entrada de inmigración. Así, el informe pronostica que se podrían necesitar hasta 3.559 viviendas nuevas anuales en los próximos 13 años.

Sin embargo, ni el mejor de los escenarios previstos se alcanzarán las cifras de construcción anteriores a la crisis, el ritmo de crecimiento sería mucho más moderado. En la última década la media de viviendas principales construidas cada año en la comunidad rondan las 6.000, según los datos del Ministerio de Fomento, por lo que la demanda potencial de vivienda nueva prevista para el periodo 2015-2029 supondría entre el 25% y el 50% de la observada para el periodo 2003-2014.

Los datos del ministerio señalan que la región extremeña tenía 366.893 pisos destinados como residencia habitual en el 2001 mientras que 13 años después, en el 2014, contabilizaba 82.800 más, un total de 449.713. De esta forma, el promedio anual de incremento del parque de primeras viviendas en Extremadura durante este periodo fue de 6.300 pisos frente a la horquilla de entre 1.400 y 3.500 que prevé el Banco de España para los próximos años.

Aunque parece un poco aventurada a tan largo plazo, desde la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de la Construcción (Pymecon) consideran positiva la previsión del Banco de España porque viene a avalar la futura necesidad de vivienda y, por ende, la recuperación de un sector fulminado por la crisis económica y que mantienen unas pocas empresas supervivientes. "Se ajusta a la realidad actual porque sobre todo en las ciudades ya son necesarias nuevas promociones".

Esta necesidad viene motivada también por la ausencia de stock de obra nueva en Extremadura, que "prácticamente es nulo o inexistente". "Nosotros ya venimos constatando que el stock de vivienda a estrenar está diluido, con lo cual entendemos que en cierto modo hay necesidad de que se empiece a mover el mercado. De hecho, en Cáceres ya se están construyendo nuevas promociones y en Plasencia hay intentos de algunas promotoras. El problema sigue siendo el acceso a la financiación", señala José Luis Iglesias, gerente Pymecon, con sede en Plasencia.

OPTIMISMO No obstante, entiende que el nivel de obra nueva anterior a la crisis no volverá porque la adquisición de segundas viviendas, muy extendido en los años previos a la crisis, es un mercado muy contraído. "No esperamos ni mucho menos los niveles de años anteriores pero sí una cierta recuperación en los próximos años".

Esta previsión, por tanto, es un halo de esperanza para un sector que quiere mirar al futuro con cierto alborozo. "Demanda hay para las nuevas familias jóvenes porque la premisa cultural de tener una vivienda en posesión frente al alquiler no ha cambiado, por eso, si la financiación llega sin las exigencias de los últimos tiempos podemos ser optimistas", apunta. Para volver a prosperar, el sector reclama planes de ayuda para incentivar la compra e inversiones en obra pública, porque la situación política actual tampoco les ayuda mucho: "está ralentizando la recuperación", dice Iglesias. Y advierte a los futuros compradores: los precios ya no van a bajar más, "ya se ha tocado techo".