En torno a medio centenar de vecinos de Cuacos de Yuste esperaron ayer pacientemente la llegada de Felipe VI al Real Monasterio de Yuste. Su Majestad fue derecho a saludarles y una vecina, a la que los miembros de seguridad e incluso un guardia civil tuvieron que pedirle insistentemente que se pusiera detrás de las vallas instaladas, le espetó. "El trabajo, ¿dónde está el trabajo para los jóvenes? Estas jóvenes que están aquí no tienen trabajo ninguna. Todos los años te digo lo mismo. Hay que intentar encontrar trabajo para mi yerno y para todos y para mis nietos".

El rey le contestó sin perder la sonrisa: "Estamos todos trabajando para resolverlo" y, como la mujer le insistía en que "todos me dicen igual", le dijo: "Ya, pero yo llego donde llego" y entonces otro vecino pidió un aplauso para él y la conversación terminó con vivas al rey.

Fue la anécdota de una jornada en la que la lluvia fue también protagonista no deseada de la entrega del premio europeo Carlos V a Mamma Erasmus , Sofía Corradi. Y la sufrió sobre todo el rey Felipe VI. Primero y de manera especial porque fue la responsable de que el rey de España llegara al Real Monasterio con 25 minutos de retraso sobre el horario previsto.

Su Majestad viajaba en un helicóptero que tenía previsto aterrizar en un campo de fútbol en Cuacos de Yuste, pero como estaba repleto de barro, se decidió aterrizar en Aldeanueva de la Vera. Tampoco fue posible y, finalmente, el aterrizaje se produjo en el helipuerto de Jarandilla de la Vera y el camino hasta el monasterio lo hizo finalmente el rey en coche.

Pero la lluvia también le jugó una mala pasada cuando provocó un pequeño corte de luz justo cuando Felipe VI pronunciaba su discurso. Se escuchaba su voz, pero la imagen se perdió. La misma imagen que fue objeto de comentario entre los vecinos de Cuacos de Yuste que, paraguas en mano, aguantaron estoicamente tras las vallas la llegada del monarca. "Está más delgado en persona", le dijeron. No faltaron las fotos, ni tampoco los selfies que los estudiantes Erasmus quisieron hacerse con su Majestad y que se hizo sonriente.

A los vecinos de Cuacos salió a saludarles primero Guillermo Fernández Vara, al que recibieron con gritos de "¡presidente, presidente!". También se acercó el presidente del Congreso, Patxi López, y el alcalde de Cuacos, por petición popular.

En el terreno político, llamó la atención que Juan Carlos Rodríguez Ibarra y José Antonio Monago entraron juntos al monasterio y tampoco pasó desapercibido el entusiasta abrazo que se dieron Guillermo Fernández Vara y Patxi López a la llegada de este. Por cierto, que el presidente del Congreso salió acompañado por la diputada placentina Pilar Lucio y Vara y Monago también charlaron una vez que el rey se marchó, no sin saludar a todos, incluidos los medios.

Destacó también la destreza en los idiomas de Martin Schulz y el embarazo de seis meses de la estudiante Erasmus que dio uno de los discursos. La música la puso el coro Amadeus-IN, de la localidad de Puebla de la Calzada.