Liberalización del periodo de rebajas, grandes superficies con precios altamente competitivos, apertura de domingos y festivos... Son las principales amenazas contra las que el pequeño comercio lucha a diario. Pero, sin duda, hay una variable que se está imponiendo a las demás: la compra electrónica. Una práctica que se ha convertido en el principal enemigo de las tiendas tradicionales. El 30% de los consumidores de la región ya frecuentan la vía digital.

Los representantes de la venta minorista en Extremadura hacen balance del último año y, aunque reconocen un leve repunte que implica un 3% más de actividad, aseguran que este porcentaje no se traduce en mayores beneficios económicos. ¿La razón? Aunque los clientes se hayan animado más, los precios están tan ajustados que la caja es similar. «Yo diría que incluso se ha perdido dinero, pero es que no se puede competir con El Faro y con internet: 365 días las 24 horas y ofertas continuas», expresa Félix Retamar, presidente de la Asociación de Comerciantes de Menacho, la arteria comercial de Badajoz, que en los últimos meses ha perdido varios negocios. De hecho, desde Coeba (Confederación de Organizaciones Empresariales de la Provincia de Badajoz) animan a las tiendas tradicionales a dar el paso también a la oferta digital para seguir compitiendo.

«Cada vez tenemos menos margen a la hora de obtener beneficios, lo que hacemos es sobrevivir», apunta Mª Ángeles Costa, gerente de Aeca, entidad que representa a los comerciantes cacereños.

Desde Plasencia, Fernando Santiago, portavoz de los empresarios de la zona centro, afirma que estar todo el año de oferta es contraproducente: «Podríamos hablar de recuperación si vendiéramos en campaña, pero no es así. Y por mucho que los clientes compren, solo se llevan productos rebajados».

Más tajante se muestra la voz de los comerciantes de la zona centro de Mérida, Carlos Cascón: «El problema está precisamente en esa bajada de precios. Yo estoy totalmente en contra. Si acostumbramos al cliente solo al outlet después no quiere otra cosa».

Más festivos

En cuanto al debate ya cerrado sobre la ampliación de apertura en domingos y festivos, el rechazo a que se incrementen es unánime. «Aquí en Badajoz la gente compra en domingos y festivos porque es la única opción de ocio que tenemos, pero no hay demanda para tanta oferta horaria, no es necesario», asegura Retamar. El portavoz emeritense pone el foco en las condiciones laborales: «Quienes están a favor de ampliar son las grandes superficies, no los trabajadores, cuyas condiciones son muy cuestionables».

Los representantes de Cáceres y Plasencia coinciden en que la base del problema está, sin duda, en la falta de empleo: «Si no se crea trabajo, no hay consumo, es obvio, aunque se abra más».

Por su parte, desde la Asociación de Grandes Empresas de Distribución, apuntan que la vuelta de 16 a 10 festivos abiertos ha supuesto que la región sea la que menos crezca en ventas y la única que no ha creado empleo en el comercio minorista.