Primero te denuncian, te paralizan las exportaciones y luego te dan la razón, pero el daño ya está hecho», lamenta Lorenzo Ramos, secretario general de UPA.

El dirigente agrario alude al enésimo conflicto comercial desatado en Estados Unidos con un producto español, en este caso la aceituna de mesa, contra la que dos empresas californianas han interpuesto una demanda por competencia desleal, el llamado ‘dumping’ en términos comerciales.

Bell-Carter Food Inc. y Musco Family Olive acusan al sector de la aceituna de mesa de estar realizando importaciones subsidiadas y comercializando a un precio inusualmente bajo.

«Ya ocurrió con la clementina y con el aceite de oliva. Ahora nos ha tocado a la aceituna de mesa. Nosotros ya estábamos preocupados porque sabemos que forma parte de la estrategia proteccionista de Trump con los productos americanos», asegura Ramos.

Por ello, pide la intervención del Gobierno español y de la Unión Europea en lo que considera un ataque a las exportaciones españolas: «se ponen aranceles, requisitos fitosanitarios sin sentido para entorpecernos y favorecer a los Estados Unidos. No lo podemos permitir», asevera.

Misma opinión muestra Francisco Melado, presidente de la Agrupación de Industriales de Aceituna de Almendralejo (Adiada).

«El problema de las empresas californianas no es más que el hacer frente a la mayor competitividad de nuestras industrias, basada en una industria más desarrollada, con gran tradición exportadora y gran conocimiento de los mercados exteriores», afirma Melado.

Para defenderse ante la Justicia americana, la Asociación Española de Exportadores de Aceituna de Mesa (Asemesa), bajo cuyo paraguas están inscritas varias industrias extremeñas, ha comenzado a coordinar la defensa ante las acusaciones.

«No nos cabe la menor duda de que las ayudas, europeas y nacionales, como la PAC, se ajustan a la normativa del comercio internacional, como también, suponemos, será la que aplique los Estados Unidos», dice Melado.

La demanda está dirigida en concreto contra la aceituna negra española, una variedad predominante en los olivos del norte de Cáceres.

Según datos de Adiada, el comercio de esta variedad con EEUU ha ido creciendo en los últimos años, hasta alcanzar un 36% del total de la aceituna española exportada a aquel país, que además es el principal mercado receptor, con un 23% de las exportaciones.

«Extremadura produce aproximadamente el 30% de las variedades exportables», dice Melado.

De prosperar la demanda y haber una resolución desfavorable para la industria española, Asemesa calcula que esta sanción podría suponer una pérdida estimada de 350 millones de euros por cierre del mercado durante cinco años, que aumentaría a los 700 millones de euros si este cierre se prorrogara otro lustro.

Cabe recordar que el sector es clave en la región, la cual produjo 109.711 toneladas de aceituna de mesa durante la última campaña -70.000 en la provincia de Badajoz y el resto en la de Cáceres- .

Además, de las 374 industrias entamadoras que funcionan en España, 93 se sitúan en Extremadura.

«No puede ser que desde el Gobierno se diga que buena parte de la recuperación económica sea gracias a la exportación de productos agroalimentarios españoles, aunque los agricultores no lo notemos, y se permitan estos ataques. Debemos defender nuestros productos», insiste Ramos.

Además, denuncia que mientras en Europa entran artículos de terceros países «sin control», las exportaciones españolas agrícolas han tenido que sufrir primero el veto en Rusia hace unos meses y ahora la vuelta al proteccionismo de los EEUU.

«Son mercados en los que nos ha costado mucho abrirnos paso y lo hemos hecho en base a la calidad. Es el inicio de una serie de ataques que también van a ir contra otros sectores, como los ibéricos. Las acusaciones de ‘dumping’ son inciertas», remarca.

Ahora toca a la Justicia estadounidense dictar sentencia en una demanda en la que política, economía y relaciones internacionales se entremezclan, pero en la que los perjudicados son los trabajadores en la industria y a pie de campo.