En Extremadura hay actualmente casi 500 gasolineras. De éstas, un centenar no disponen de trabajadores que atiendan a los clientes. En su mayoría son del tipo llamado ‘low cost’, de bajo precio, cuya infraestructura e inversión está pensada solo y exclusivamente para el autoabastecimiento. Se supone (aunque también se cuestiona) que el combustible es más económico.