Antes de que se encendiera el debate ‘caza sí, caza no’, el sector cinegético extremeño, liderado por la Federación Extremeña de Caza, inició los trámites (a finales de 2017) para buscar el reconocimiento y la protección de dos de sus elementos diferenciadores, la montería y la rehala, como Bien de Interés Cultural en la categoría de Bien Inmaterial, la misma que ya ostentan en Extremadura ‘A Fala’ (2001), de Eljas, San Martín de Trevejo y Valverde del Fresno; la Danza y Fiesta de la Virgen de la Salud de Fregenal de la Sierra (2017) y la Fiesta del Árbol de Villanueva de la Sierra (2017). El informe, que tiene más de 300 páginas y está redactado por un equipo de antropólogos de la Universidad de Elche, dirigido por el doctor Antonio Sánchez Garrido, se presentó a principios de 2018 y ha sido evaluado durante el último año por los técnicos de la Junta de Extremadura, que acaba de solicitar información complementaria a la federación.

«El proceso para la declaración de la montería y la rehala como Bien de Interés Cultural se encuentra en la fase de solicitud de documentación al promotor para determinar si se procede a la incoación del expediente», confirman desde la Consejería de Cultura. Es el primer paso que se da desde que se hizo entrega del proyecto y ha llegado después de la reunión que mantuvieron hace diez días responsables de los cazadores y las rehalas con la titular de Cultura, Leire Iglesias.

En ese último año, el eterno debate entre aficionados y detractores no solo no ha dejado de estar sobre la mesa, sino que se ha intensificado al convertir Vox la defensa de esta actividad en uno de los ejes del discurso con el que ha irrumpido en la escena política y al utilizar las asociaciones animalistas el vídeo viral de una montería en Herreruela (en él se ve a varios perros que acosan a un ciervo y acaban precipitándose por un barranco) como argumento para solicitar al Gobierno central la prohibición de la actividad cinegética. Las palabras de la ministrasde Transición Ecológica en contra de la caza (unas declaraciones «a título personal», según matizó después) no hicieron más que alimentar el debate en torno a una actividad sobre la que esta misma semana se ha pronunciado el Gobierno central reconociendo que «no es competente» para prohibirla, según la respuesta parlamentaria a una senadora de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea María Vanessa Angustia, precisamente a raíz del vídeo de Herreruela.

Buena disposición

«Vemos buena disposición por parte de la consejería, pero es cierto que no se había producido ningún avance hasta ahora, precisamente por lo controversia que existe con la actividad cinegética, a pesar de que la montería y la rehala reúnen todos los requisitos para la declaración y los propios técnicos reconocen que el informe es impecable», afirma el presidente de la Federación Extremeña de Caza, José María Gallardo, de la reunión. Gallardo defiende la tradición histórica tanto de la montería como de la rehala, así como las peculiaridades de la práctica en Extremadura y la existencia de «un amplio colectivo que reclama la declaración» como avales de la distinción. «Pero si tenemos que presentar nuevos informes, los presentaremos», añade Gallardo. De esos informes dependerá que la Consejería de Cultura decida estimar o no la solicitud e iniciar la tramitación del expediente conducente a la declaración.

«La montería es una de las modalidades con una extensa bibliografía, su práctica se ha conservado a lo largo de los siglos (sus orígenes se remontan a la época medieval) y se ha hecho una cultura muy extensa de la gestión de la montería», defiende Gallardo, que añade otros elementos de la caza en Extremaudra, que hacen que se distinga de la que se practica en Andalucía o en Castilla-La Mancha: «se usan razas de perros más ligeros y razas autóctonas como ‘el naveño’, y se montea en muchas ocasiones a caballo porque el terreno es más quebrado, con montes más espesos», explica.

El informe

El documento técnico para la declaración de la montería y la rehala como BIC destaca que «la importancia de la caza llega no solo a nivel económico o de representatividad social, sino más allá, como espejo de un complejo cultural e histórico, que forma parte de la vida de sus actores y que tiene una estrecha relación con el medioambiente. En cuanto a la montería, destaca que se trata de «un patrimonio vivo, un legado que se transmite de generación en generación y que define no solo una actividad puntual, sino una identidad personal y colectiva de los cazadores» y añade que el medio natural extremeño «está íntimamente ligado a la actividad cinegética» y que los valores culturales de la montería se ponen de manifiesto en la existencia de «rituales, costumbres, tradiciones, literatura, pintura y artesanía» en torno a esta actividad. «Su protección permitiría mantener unas reminiscencias históricas en pleno siglo XXI», resalta el documento.