Seis complejos problemas que resolver y siete horas para hacerlo. Es el reto al que se enfrentaron el pasado 18 de enero, en la Facultad de Ciencias de Badajoz, unos 70 jóvenes extremeños de ESO y Bachillerato en la fase regional de la Olimpiada Matemática cuyos resultados se acaban de dar a conocer: el pódium se queda al completo en el IES Hernández Pacheco de Cáceres. Tres alumnos de este centro han conseguido las mejores puntuaciones y representarán a Extremadura en la fase nacional de esta olimpiada que se celebrará en Ourense (Galicia) del 21 al 24 de marzo.

Los tres ases de las Matemáticas son Rodrigo Salado de 16 años, que obtuvo 25 puntos de los 42 posibles y revalida el primer puesto que ya obtuvo también en la edición anterior de esta prueba; Quique Daniel de 17 años consiguió la segunda posición con 20 puntos (fue tercero en la olimpiada del año pasado); y Cristina Gómez, de 17 años, que era la primera vez que se presentaba a esta competición y obtuvo 17 puntos. «No esperaba quedar el primero, suponía que entre tanta gente alguien lo habría hecho bastante mejor», reconoce Rodrigo.

El reto no es nada fácil porque son problemas poco habituales. «Es un examen muy distinto al que solemos hacer en las Matemáticas de clase; utilizamos las mismas herramientas pero tienes que pensarlo mucho e inventarte tú las cosas, no es el ejercicio lineal al que estamos acostumbrados», explica Quique. Por eso necesitan preparación y en este instituto cacereño cuentan con uno de los mejores docentes, aunque ya jubilado, para hacerlo, Antonio Molano. «Nos prepara muy bien», dicen. Algún día a la semana se quedan con él después de las clases para entrenar la mente para este tipo de ejercicios. Aún así, «cuando llegas ese día al examen y lees el primer enunciado te quedas bloqueado, luego se te van ocurriendo cosas, vas probando y así acaban saliendo», cuenta Cristina. Los seis problemas tuvieron que resolverlos en dos turnos, tres por la mañana y tres por la tarde con un tiempo máximo de tres horas y media en cada bloque. «Es tanto tiempo y tan complejo que al final del examen ya no era capaz ni de hacer una cuenta sencilla», apunta Quique. «A mí en la última media hora me entraron migrañas», recuerda Rodrigo.

Una ciencia divertida

Para él, las Matemáticas siempre han sido como un juego: «se me daban bien desde pequeño, siempre me ha gustado mucho pensar, hacer puzzles y me lo paso bien haciéndolas». A Cristina lo que más le atrae de esta ciencia es que «es más de razonar que de memorizar». «Y además si se te dan bien pues no tienes que echarle tantas horas de estudio como a otras asignaturas como Historia o Lengua», añade Quique.

A su juicio, el problema por el que mucha gente mira con recelo a esta asignatura es no comprender lo que se hace: «además de la presión en el colegio porque se te dan mejor o peor, el problema es que muchas veces la gente no se explica lo que está haciendo, no lo entiende, sino que simplemente te enseñan a operar y se pierde esa capacidad de razonamiento que es realmente lo bonito de esta materia, es decir, el conocer las herramientas que tienes y con ellas buscarte la vida para resolver un problema, eso es lo mejor».

Estudiar fuera de la región

Con esta competición, que este año alcanza su 55 edición en España, se pretende estimular el conocimiento de esta ciencia y el desarrollo de jóvenes talentos. Y no cabe duda de que Rodrigo, Quique y Cristina lo son. Los tres tienen expedientes brillantes en el instituto y a los tres les gustaría salir fuera a estudiar en alguna universidad un doble grado de Física y Matemáticas, porque sienten pasión por estas disciplinas. «Yo aún no tengo tan claro a qué me gustaría dedicarme, pero sin duda será en algo relacionado con las matemáticas», subraya Cristina, mientras Quique y Rodrigo quieren seguir caminos paralelos en el mundo de la investigación científica, «aunque luego nunca se sabe cómo acabará la cosa», dicen.

Mientras llega ese momento, siguen combinando los estudios de Bachillerato con sus aficiones. Quique toca la guitarra elétrica y juega en un equipo de fútbol; a Rodrigo le encanta el deporte, «ahora mismo estoy haciendo kárate», y Cristina toca el oboe y estudia sexto de profesional en el conservatorio de música, y a todos les encanta también salir con sus amigos, «como a cualquier adolescente». «Si te organizas hay tiempo para todo, esa es la clave».