Si está pensando en adquirir una vivienda nueva, sepa que ya no necesita cédula de habitabilidad para estrenarla. La Junta de Extremadura ha aprobado una nueva normativa que exonera a constructoras y propietarios de este documento con el fin de «evitar duplicidades» y dar agilidad al sector inmobiliario. De esta forma, para entrar a vivir a una casa nueva en la región solo será necesaria la licencia de primera ocupación, cuya expedición corresponde a los ayuntamientos.

El Consejo de Gobierno dio ayer luz verde al decreto que recoge esta medida, que ahora deberá publicarse en el Diario Oficial de Extremadura (DOE) para entrar en vigor. El texto, que viene a sustituir la normativa aprobada en los años 2009 y 2010, regula tanto las exigencias básicas de la edificación destinada a uso residencial en Extremadura como el procedimiento para la concesión y control de la cédula de habitabilidad de las viviendas.

Ante un panorama normativo «en constante cambio», el Ejecutivo extremeño ha decidido seguir los pasos de otras comunidades como Madrid y apostar por una regulación de mínimos en la que solo se obliga a cumplir las exigencias básicas de calidad recogidas en la Ley de Ordenación de la Edificación y no reglamentadas en otra normativa (Código Técnico de la Edificación). Esto supone, según la Junta, «evitar incómodas duplicidades y aligerar el texto normativo, facilitando su consulta y aplicación».

SIMPLIFICACIÓN / Respecto a la cédula de habitabilidad, se simplifica el procedimiento para su concesión y control y se establece que las viviendas libres de nueva construcción se podrán ocupar únicamente con la licencia de primera ocupación, ya que ambos documentos técnicos (la cédula de habitabilidad y la liciencia de primera ocupación) «se aglutinarán en uno solo». De este modo, destaca el Ejeuctivo, «se pone fin a la duplicidad de controles administrativos» y se gana en simplificación administrativa. No obstante, este documento no va a desaparecer y seguirá siendo necesario transcurridos diez años de la primera ocupación, como ocurre ahora.

actualmente, para solicitar la cédula de habitabilidad era necesario contar con la liciencia de primera ocupación. Ambos documentos son expedidos por los ayuntamientos, aunque en el caso de las viviendas protegidas (VPO) o sociales (VPP) es la Junta quien concede la cédula de habitabilidad. Las dos sirven para acreditar el cumplimiento de los requisitos mínimos técnicos e higiénicos sanitarios para que un inmueble pueda ser habitado y en ellas se regula la superficie útil de la vivienda o el equipamiento mínimo. En ocasiones, hacerse con ambas puede demorar semanas, o incluso meses, que un propietario pueda entrar a vivir en su casa nueva. Actualmente, sin cédula de habitabilidad tampoco es posible dar de alta servicios básicos como el agua o la electricidad.

LIBERTAD EN EL DISEÑO / Además de simplificar los trámites en lo relativo a la concesión de la cédula de habitabilidad, el decreto que ayer aprobó el Ejecutivo extremeño regula los requisitos básicos para la edificación de uso residencial en la región. En este caso, se busca establecer un único criterio de diseño válido para todas las viviendas con independencia de su protección.

Si el decreto del 2009 ya apostaba por dar una mayor libertad en el diseño para promocionar viviendas menos estandarizadas con programas que no vengan determinados por la composición familiar y número de estancias sino por las necesidades de cada caso, esta nueva regulación amplía esa apuesta también a las viviendas sociales además de a las viviendas libres.

De esta forma se establece por una parte, un único criterio de diseño válido para todas las viviendas y por otro, la posibilidad de crear espacios «más innovadores y versátiles capaces de dar respuesta a las nuevas demandas de la sociedad» (por ejemplo, introduciendo un espacio para el trabajo profesional en casa). Así, la nueva vivienda tendrá que configurarse como «un espacio mutable y flexible» que se adapte a las nuevas tendencias, debido a la transformación sociológica que se está produciendo y que obliga al proyecto arquitectónico a reconocer la gran variedad de estructuras familiares e individuales existentes e incorporar la diversidad de culturas que confluyen en las ciudades.