Además de la cesión de la carretera que une Cáceres y Badajoz para su conversión en autovía, en la reunión entre la Junta y el Ministerio de Fomento se habló de «todas» las carreteras pendientes de construir en la región, además de otras infraestructuras como los puentes de Alcántara o Cedillo.

En relación a la N-430, de Torrefresneda a Ciudad Real, Fernández Vara puso sobre la mesa «la necesidad» de esta vía, pues si prospera el gran proyecto de ocio de Castilblanco la comunicación con Ciudad Real y Talavera de la Reina tiene que ser por autovía sí o sí.

«Si prospera habrá que acometerla y si no también, pero los plazos serán diferentes. Todo lo vamos a saber en breve plazo», dijo. Respecto al resto de autovías autonómicas, cabe destacar que en el último pleno de la Asamblea, la consejera de Infraestructuras, Olga García, ya explicó que la Junta de Extremadura estaba buscando financiación adicional del Estado y la Unión Europea para retomar los proyectos una vez que se había conseguido reactivar el convenio firmado en 2009 con el Ministerio de Fomento para la carretera que une Cáceres y Badajoz. Así, una de las vías que la Junta pretende acabar también «a medio plazo» es la Ex-A1, que conecta el norte cacereño con Portugal.

Esta autovía que tiene pendientes de construcción desde el año 2010 los dos últimos tramos entre Moraleja y la frontera lusa (18,5 kilómetros), una actuación con un coste de 87 millones que según la Junta debe tener «soporte financiero supranacional» por su carácter transfronterizo.

Respecto a la Ex-A3, de Zafra a Jerez de los Caballeros, la consejera informó en la Cámara autonómica que como actuación previa se va a ampliar en un carril la carretera actual, que soporta un gran volumen de tráfico pesado, hasta que se pueda hacer frente a la obra.