Solo un día antes de reunirse con Endesa y Naturgy para decidir cuál será el futuro de la Central Nuclear de Almaraz, Iberdrola redobló ayer su apuesta por las energías renovables y por que constituyan una alternativa real al apagón nuclear a corto plazo. No solo puso la primera piedra de Núñez de Balboa, la instalación fotovoltaica que proyecta en Usagre, la mayor de Europa en construcción con 500 megavatios (MW) de potencia; también anunció que quiere poner en marcha un total de 2.000 nuevos MW solares y eólicos hasta 2022 en la comunidad autónoma. Esto supondrá igualar, en menos de cuatro años, la capacidad que suman los dos reactores de Almaraz (2.095 MW, de los que Iberdrola controla un 53%).

En Núñez de Balboa esta eléctrica invertirá cerca de 300 millones de euros y en su construcción llegarán a trabajar más de 1.000 personas. Ocupará una superficie cercana a las 1.000 hectáreas y a partir de su puesta en marcha, prevista para septiembre del 2020, generará energía suficiente para abastecer a 250.000 personas. «La planta evitará, además, la emisión a la atmósfera de 215.000 toneladas de CO2 al año, reforzando nuestro compromiso con la protección del entorno y la mitigación del calentamiento global», destacó ayer Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola. «Esta megainstalación renovable se convertirá en punta de lanza para ratificar el liderazgo de Extremadura, España y la Unión Europea en la transición hacia un sistema energético más sostenible», apostilló.

Sánchez Galán apuntó que en el horizonte del 2030 el 74% de la energía generada vendrá de fuentes renovables. «Esta transición energética supone oportunidades para generar riqueza y empleo», esgrimió.

El reto de esta multinacional es alcanzar los 3.000 megavatios operativos de renovables en el 2022 y más de 10.000 para el 2030, «sustituyendo así completamente la energía producida por otro tipo de centrales que se irán cerrando a lo largo de la década».

Por su parte, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, defendió que el futuro de Extremadura esté «ligado a las energías limpias y transformadoras», tras lo que valoró que los proyectos de energías renovables están «muy bien distribuidos» por el territorio y son muy cercanos a muchos municipios pequeños «donde es más complejo y difícil atraer a las empresas». En este sentido, el presidente extremeño resaltó que su puesta en marcha significa «una fuente importante de riquezas para muchos ayuntamientos que van a poder desarrollar con los impuestos que se generen políticas alternativas de empleo para los jóvenes de Extremadura».

Vara reafirmó que la lucha contra la despoblación y contra el abandono de muchos jóvenes de sus proyectos vitales en los pequeños municipios «hace que tenga más valor que nunca que haya empresas que quieran venir a compartir su futuro con nosotros».

Aparte del de Usagre, de los nuevos proyectos de renovables de Iberdrola en la comunidad, algunos se encuentran ya en avanzado estado de desarrollo, como son las plantas fotovoltaicas de Ceclavín, Arenales y Campo Arañuelo I y II. Esta apuesta de la compañía se enmarca en su plan de relanzamiento de las energías limpias en España, donde la empresa invertirá 8.000 millones de euros entre 2018 y 2022.