Con Pablo Casado al mando del PP, el hijo del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez ha vuelto a la primera línea política tras su candidatura fallida a la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha en 2003. Actualmente preside la fundación Concordia y Libertad, ligada al partido. En las últimas semanas ha participado en varios actos de los populares en la región y ha brindado su apoyo a los candidatos a las alcaldías de las principales ciudades.

-Preside la fundación Concordia y Libertad, que tiene, entre otras misiones, la de renovar ideológicamente el partido. ¿El PP actualmente dónde está? En el centro o en la derecha?

-El PP está donde siempre. La verdad es que cuando se habla de rearme ideológico hay gente que se pierde un poco: no se trata de cambiar los principios, sino simplemente de buscar soluciones a los retos actuales conforme a los principios permanentes del PP. Las sociedades avanzan pero la naturaleza del hombre no; los principios tampoco, y de lo que se trata es de ir viendo con esos principios los nuevos tiempos.

-De un tiempo a esta parte, quizás por la irrupción de Vox, ¿las posiciones del PP no han girado más a la derecha por miedo a la fuga de votos?

-Qué importa que esté o no esté Vox. Que haya un partido a la derecha del PP no significa que el PP se haya ido a la derecha. Que haya un Partido Socialista que sí se ha escorado a la izquierda radicalmente no significa que el PP se haya ido a la izquierda. El PP sigue estando en el mismo sitio, en el centro. Eso sí, intentando ampliar su base de votos hacia un lado y hacia el otro. Son los que están alrededor los que tienen un baile que no se aclaran.

El PP es la casa común del centro derecha y toda casa tiene que ser buen vecino de sus vecinos. Nosotros tenemos unos vecinos por nuestra izquierda que también ha ayudado a construir la mejor España que estamos disfrutando en estos momentos y que se ven, digámoslo así, dejados por una dirección que se ha radicalizado. Esa gente moderada, de izquierdas, socialdemócrata, seria, que cree en España tanto o más que yo, puede tener en nosotros, si no su casa porque hay muchas discrepancias ideológicas, sí un refugio temporal sabiendo que nosotros jamás traicionaremos los principios fundamentales sobre los que se fundó esta nación.

-Apela entonces al voto más tradicional del PSOE.

-Efectivamente.

-La fundación que preside quiere reivindicar el espíritu de la Transición. ¿Qué opina de la Ley de Memoria Histórica?

-Vamos a intentar concederle, de entrada, que había una buena intención; que lo que pretendía era intentar cerrar heridas del pasado. Que ya es mucho aceptar, pero lo vamos a aceptar. Y aún aceptando eso, le puedo decir que no hacía falta esa Ley de Memoria Histórica porque con las leyes de amnistía de la Transición; con la devolución a los sindicatos de patrimonio, que se hizo en época de González; con la devolución de honores a los militares de la república, etc., con la legislación que había en la mano, cualquier persona que se sintiera víctima o damnificada tenía los instrumentos jurídicos para hacer una reclamación al Estado y que se sustanciara.

La Ley de Memoria Histórica lo único que de verdad ha hecho ha sido dignificar a uno de los bandos, el republicano, y cargar sobre el otro bando, el llamado nacional, todos los males de la tierra. Volver a reabrir heridas y enfrentamientos. Borrar todos los signos históricos del lado nacional y exaltar los del lado republicano. Eso es justo lo contrario de lo que se hizo en la Transición. Nosotros vamos a proponer una Ley de la Concordia que sustituya a la Ley de Memora Histórica. Pretendemos que sea consensuada y aportaremos un borrador. Si algo hace la concordia es desligitimar a ambos bandos, que ya están obsoletos. Olvidémonos del enfrentamiento: nuestros abuelos se dieron un abrazo de perdón en la Transición y hoy no hay nieto legitimado para evitar ese abrazo.

-¿Y con los muertos que están en las cunetas qué hacemos?

-Dígame dónde están, busquémoslos. Conocemos las fosas de Paracuellos del Jarama, con 4.000 personas fusiladas ¿por quién? Por Santiago Carrillo, una persona que ha sido amiga mía. ¿Tenemos también que trasladar su tumba, evitar todas las calles de Santiago Carrillo? La guerra desgraciadamente ocurrió. No hagamos de los vestigios de aquella guerra un motivo de enfrentamiento.

-¿Qué opina de la exhumación de Franco?

-Me he vuelto un apasionado de Antonio Banderas cuando dice que en el año 78 le daba la impresión de que hacía mucho más tiempo que estaba muerto Franco que ahora. Es absolutamente ridículo que estemos dando vueltas a la exhumación de Franco. Miremos hacia el futuro. ¿Tenemos que quitar la tumba de Pelayo de Covadonga porque no era un demócrata? ¿Y la de los Reyes Católicos de Granada?

-¿Cómo ve el panorama político nacional? ¿Cree que se podrá formar gobierno pese a la fragmentación del voto?

-Lo que tienen que hacer las fuerzas políticas serias, que espero que sean todas, es buscar la concentración del voto en torno a su proyecto. Nostros, el PP, lo que vamos a hacer es eso: construir un proyecto que sea capaz de ilusionar de nuevo al electorado. Lo que hay es que ser claros en la oferta. Por ejemplo, ¿van ustedes a indultar a los condenados del Procés, si es que son condenados? El PP dice rotundamente que no. Pero señores del PSOE, Ciudadanos, Vox, Podemos, ¿qué dicen ustedes?

-Y en Extremadura, ¿cómo ve la situación?

-La veo bien. Tenemos un PP extraordinariamente preparado, muy cohesionado, muy ilusionado, con mucha fuerza y un proyecto para esta tierra. Con muchas esperanzas de que efectivamente en mayo podamos dar el vuelco y volver a gobernar de la mano de José Antonio Monago. El Partido Socialista tiene una especialidad, que es dejar las arcas maltrechas cada vez que sale del gobierno. Y cuando además de dejarte las arcas maltrechas te dejan una crisis brutal, es muy difícil gobernar. Y José Antonio consiguió hacerlo.

-¿Cree que el modelo andaluz PP-Cs-Vox podría aplicarse a otros territorios?

-El PP lo que plantea siempre es un primer pacto inicial con los ciudadanos, ganar las elecciones. Y después de eso veremos a ver lo que ocurre. Lo que sí hemos demostrado es que somos capaces de pactar tanto con Ciudadanos como con Vox. Pero insisto, nosotros tratamos de ganar y si no ganamos con la mayoría suficiente, estoy seguro de que seremos capaces de atraer de otros para conseguir un gobierno estable.

-¿Es partidario del diálogo con Cataluña o de aplicar el 155 de forma permanente?

-Con Cataluña, que yo sepa, España entera ha sido extraordinariamente generosa. No hay enfrentamiento con Cataluña. Nunca lo ha habido. Y pongo un ejemplo: pocas veces se ha estado más orgulloso como país que en el año 92, cuando España se centró y se concentró en ayudar a Cataluña. Que no me cuenten gaitas. El falso debate que nos están intentando colar algunos no existe. Y otra cosa, no nos debe dar ninguna vergüenza ni ningún miedo que la ley se aplique, en todos lados.

-¿Cree que es necesario reformar la Constitución?

-Que la Constitución sigue plenamente vigente es un hecho. Otra cosa es que alguien pueda pensar que haya algo que se pueda renovar. Yo siempre lo digo: el presidente Suárez tuvo un seño y fue capaz de compartirlo con Felipe González, Santiago Carrillo, Manuel Fraga… con España entera. Y escribieron ese sueño en forma de Constitución. Sigue vigente, absolutamente. Y si alguien cree que algo se debe cambiar, por supuesto que se puede, pero lo que no se puede es introducir ideología, porque eso impediría que otros partidos pudieran gobernar. Y luego, no podemos utilizar las reformas como armas electorales. Se pueden hacer reformas, por supuesto, pero de una forma sensata, tranquila, dialogada y siempre con el interés general en la cabeza y una solución en la mano.

-Le vuelvo a preguntar. ¿Cree usted que esa reforma es necesaria?

-Creo que le he respondido. Es así como se hacen las reformas y si yo pensara que hay que hacer una reforma concreta, mal estaría haciendo si le cuento en campaña electoral cómo sería esa reforma. En 169 artículos de la Constitución hay cosas que no me gustan, al igual que al Partido Socialista o a usted, pero gracias a que a ninguno nos gusta por completo al final ha acabado gustándonos a todos.