La cacereña Virginia Iniesta es desde el 2014 vicepresidenta de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (Avatma) un colectivo de ámbito nacional, que aglutina a más de medio millar de profesionales que persiguen acabar con todo tipo de sufrimiento a los animales. Licenciada en Veterinaria y Doctora en Medicina y Sanidad Animal por la UEx, desde Avatma participó en la elaboración de la ley extremeña que prohibe los circos con animales y mantiene el pulso con las corridas de toros. Iniesta no lo duda: desaparecerán.

--El debate viene de lejos, pero en lo últimos meses se ha producido un choque entre partidarios y detractores de la tauromaquia. En Avatma hablan de abolirlos.

--Los veterinarios somos los garantes de la salud y el bienestar de los animales. Por eso desde Avatma nos oponemos a actividades como la tauromaquia, que provocan un sufrimiento muy intenso a los bovinos de lidia, tanto en el aspecto físico como en el emocional. El reconocimiento por parte de la ciencia de que los animales tienen capacidad de sufrir, hace moralmente injustificable provocarles un daño intencionado con el único fin de generar diversión en un espectáculo.

--¿Qué parte de la sociedad les acompaña en ese posicionamiento en contra de los toros?

--Estos espectáculos de crueldad y maltrato hacia los animales son cada vez más cuestionados. En el caso de las corridas, han descendido en un 57,5% en los últimos 10 años y una encuesta realizada por Ipsos Mori en 2016 constató que el apoyo a la tauromaquia entre la población había descendido al 19%, y que el 84% de los jóvenes no están orgullosos de vivir en un país donde la tauromaquia es una tradición.

--¿Pero entiende que los aficionados pongan en valor el arte de los toros, la liturgia?

--Puedo llegar a entender que haya quien vea arte en una corrida de toros. Pero el gusto por el arte y las opiniones, a diferencia de la argumentación científica, tienen un importante componente subjetivo. Para mí la ética debería estar siempre por encima de la estética, y no puedo aceptar que en pleno siglo XXI tengan que seguir muriendo animales torturados para perpetuar algo anacrónico y absolutamente impropio de una sociedad civilizada.

--¿Ha estado en una corrida de toros?

--He visto numerosas en video, y también he asistido como público a una novillada en un pueblo de Cáceres. Me impactó muchísimo, porque alguno de los animales recibió más de una estocada fallida y varios descabellos. Su agonía fue terrible.

--Los toros forman parte de la cultura y la historia de España ¿lo que ustedes plantean, que posición otorgaría a ese legado?

--No negamos que la tauromaquia haya sido, durante siglos, una tradición que ha formado parte de la cultura de nuestro país y que incluso ha inspirado algunas obras de arte. Ese patrimonio histórico podría conservarse en museos, y la raza de lidia podría seguir conservándose en fincas y dehesas, como raza autóctona protegida que es.

--El Ministro de Cultura, José Luis Guirao, dijo en el Congreso que la tauromaquia no se puede prohibir por decreto, pero que tampoco se impone. ¿Qué le parece esa posición?

--El señor Guirao tendría que valorar si de verdad la tauromaquia no se está imponiendo ahora por decreto a una gran parte de la población española. Se ha blindado, al declararla Patrimonio Cultural, y con eso las comunidades autónomas ya no tienen margen para poder prohibirla. Nos guste o no, los ciudadanos estamos pagando con dinero público miles de euros para fomentar la tauromaquia, teniendo en cuenta que es una actividad muy controvertida y que cada vez tiene menor respaldo social. Somos mayoría las personas que nos oponemos rotundamente a que nuestros impuestos se destinen a subvencionar el maltrato animal.

<b>--La Junta tampoco ha mostrado, por ahora, una predisposición a prohibir los toros.</b>

--Si bien la Junta ha manifestado siempre su respaldo a la tauromaquia, algunos ayuntamientos han dado pasos para no fomentar los espectáculos taurinos. El consistorio de Guareña hace años que decidió dejar de financiar festejos con vaquillas para invertir ese dinero en libros de texto. Y otros, como Montijo o Mérida, han eliminado las subvenciones a la tauromaquia.

--¿Legislar es el camino para acabar con la tauromaquia?

--A los que luchamos por la protección de los animales nos gustaría que la abolición de la tauromaquia se hiciera realidad por motivos éticos y mediante un cambio en la legislación. Pero el hecho de que la tauromaquia haya sido declarada Patrimonio Cultural lo hace muy difícil. Por tanto, ahora el camino más rápido sería el de dejar de invertir dinero público en la celebración de festejos porque, en la mayoría de los casos, la ausencia de subvenciones hace inviable su celebración. Tenemos un claro ejemplo con lo que pasa en Cáceres.

--¿Qué postura han mantenido los colegios de veterinarios sobre los valores que defienden desde Avatma?

--Mientras la tauromaquia siga existiendo, los colegios de veterinarios tendrán que ofrecer formación a los profesionales que asistan a los festejos taurinos, porque la presencia de veterinarios es obligada. Pero también entienden la diversidad de opiniones de sus colegiados.

--¿Es posible un debate sosegado entre los que están a favor y en contra de la tauromaquia?

--Es posible y muy necesario. La tauromaquia es un tema muy polarizado que siempre genera polémica, pero es imprescindible abordarlo desde el respeto, la educación y, sobre todo, con argumentos veraces y científicos. El sector taurino debería plantearse cuanto antes la necesidad de reconvertirse, y así lo hemos dicho en numerosas ocasiones, porque la decadencia de la tauromaquia es una realidad. Habría que buscar fórmulas, como por ejemplo, destinando el dinero público que se dilapida en festejos a preservar el patrimonio natural de las dehesas donde se críe la raza de lidia e impulsarlo como un atractivo turístico más, algo que ya hacen algunas ganaderías.

--¿Las corridas desaparecerán?

--Sin lugar a dudas. La evolución de la ciudadanía hacia una sociedad más ética y respetuosa con los demás animales es un hecho imparable. La tauromaquia está condenada a desaparecer, a pesar de los muchos esfuerzos institucionales para evitar su declive y mantenerla a flote.

--¿Qué opina de la caza?

--Que necesita de una mejor regulación y mayor vigilancia. Es intolerable que se sigan produciendo anualmente miles de casos de abandono y maltrato de perros que son empleados en la actividad cinegética. Y si la justificación para la actividad cinegética es básicamente ejercer un control poblacional sobre ciertas especies, debería desaparecer la ‘caza enlatada’, que consiste en criar animales en granjas para luego soltarlos y matarlos. Urge prohibir el tiro al pichón, una modalidad extremadamente cruel vetada ya en Cataluña, Canarias, Galicia, Baleares y Murcia.

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--Uno de los argumentos que esgrimen los no animalistas es que no se puede estar defendiendo la vida animal y comer carne/pescado ¿eso es así de simple?</b>

--No es una cuestión tan sencilla. El problema es que para que se respete el bienestar de un animal que va a ser destinado al consumo deben cumplirse que, por desgracia, muchas veces están ausentes o son claramente insuficientes. En primer lugar, el entorno en el que vive el animal. En segundo lugar, cómo muere; con el menor estrés posible, como persigue la legislación, que desafortunadamente no siempre se cumple. Si la decisión personal de un ciudadano es apostar por el consumo de alimentos de origen animal, pero le preocupa el trato que reciben, debería escoger lo que compra de forma cuidadosa, consciente y consecuente.

--Participaron activamente en redactar la ley que puso fin a los circos con animales en Extremadura ¿es cómo esperaban?

--Ha sido un avance importantísimo. Nos hemos convertido en la octava comunidad en prohibir estos espectáculos, que no solo son incompatibles con el bienestar animal, sino que también suponen un peligro para la seguridad pública y para la sanidad animal. Estamos muy satisfechos.