Viven estos días pendientes del WhatsApp y parece que será así toda la campaña: «hemos creado un grupo entre más de 120 agricultores de la zona porque no tenemos personal suficiente para trabajar en el campo. Normalmente cada uno necesitamos de media unas diez personas pero no llegamos a los cinco o seis y nos pasamos a los trabajadores entre nosotros cuando alguno tiene a alguien parado; es un problema gordo, no hay mano de obra. No entendemos cómo con la cantidad de gente que hay parada en esta región, haya esta escasez de jornaleros». Lo cuenta Pablo Hidalgo, un agricultor de Valdivia, en plena Vegas Altas del Guadiana, que trabaja como autónomo en su explotación familiar de mecolotones, nectarinas, ciruelas y peras y que mira con preocupación el inicio de la campaña agrícola en esta zona. «Es que se nos está estropeando la fruta en el árbol y si no encontramos personal vamos a tener que dejar mucha sin poder recogerla», avisa.

Las organizaciones agrarias comparten la preocupación, que también está presente en las principales industrias frutícolas de la región. «El año pasado ya empezamos a tener problemas y ahora se han agudizado», apunta Miguel Ángel Gómez, gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex). Y no se trata de que haya más producción -«será similar al año anterior»-, son varios factores los que están detrás de que cada vez haya menos gente dispuesta a trabajar en el campo. Y esto sucede, precisamente, cuando el sector acaba de acatar la mayor subida del salario mínimo.

LAS CAUSAS / Las condiciones propias del trabajo, la mejora de la economía que ha despertado otros sectores como la construcción que se refugió en el campo durante los años de crisis, la puesta en marcha de varios proyectos fotovoltaicos en la comunidad que han generado nuevos empleos,... explican esta falta de mano de obra agraria. Aún así, «las estadísticas dicen que hay casi cien mil parados en Extremadura pero no encontramos personal para trabajar en las cosechas, no lo entendemos», apunta Juan Metidieri, secretario general de APAG-Asaja. A su juicio, sería conveniente dar una vuelta al sistema «porque no se puede entender que haya gente cobrando ayudas públicas mientras no hay mano de obra para trabajar». Metidieri advierte que los problemas ahora están en el sector de la fruta, pero podrían llegar a la vendimia y a la aceituna. «Estamos bastante preocupados, la verdad».

El problema que ahora se siente con fuerza en el campo extremeño no es exclusivo de Extremadura. «Es algo más general, ya está pasando en otras regiones; en Huelva toda la mano de obra es prácticamente extranjera, en Murcia tienen el mismo problema, en Aragón y Cataluña se repite la situación... Nosotros nos íbamos manteniendo, teníamos problemas puntuales, pero ahora estamos como el resto de comunidades», señala Gómez.

LA EXPERIENCIA / «Ya pasó hace años y tuvo que venir mano de obra de Polonia, pero luego con la crisis económica la situación mejoró porque habían caído otros sectores. Ahora vuelve a cambiar la situación y estamos viendo que de nuevo la falta de trabajadores puede convertirse en un gran problema», apunta Ignacio Huertas, secretario de UPA-UCE. La solución, como ocurrió entonces, pasa por buscar gente dispuesta a echar jornales en el campo donde sea. «Lo primero sería articular fórmulas a través del Sexpe para aprovechar todo lo posible la mano de obra que hay en la región o en otras comunidades y luego explorar otras fórmulas más complejas». Se refiere Huertas a la llegada de trabajadores incluso de fuera de Europa.

En este último caso se utiliza la fórmula de los contingentes, que es un mecanismo que debe poner en marcha la Delegación del Gobierno para traer mano de obra de países extracomunitarios de forma regulada (los comunitarios pueden acceder libremente al mercado de trabajo). «Esa es una opción que llevamos tiempo diciendo que hay que empezar a plantearse. Este año está siendo crítico y probablemente sea el último que podamos tirar, a partir de ahora vamos a tener que empezar hablar ya de traer contingentes a Extremadura para la recogida de fruta. Los frutales son prácticamente los únicos cultivos que no están mecanizados y en los que se necesita tener numerosa mano de obra y si no la encontramos aquí, tendrá que venir de fuera», insiste el gerente de Afruex.

Desde APAG-Asaja ya han pedido a la Consejería de Medio Ambiente que interceda ante la Delegación del Gobierno y se abra esta vía de traer contingentes. Y desde UPA-UCE también quieren empezar a trabajar en esta línea. «Es un proceso complejo y hay que empezar a moverlo de cara a medio-largo plazo». Pero eso requiere planificación y concatenar varias campañas agrícolas. «No podemos traer a trabajadores, por ejemplo, de Marruecos para un solo mes, hay que darles garantías y planificarlo bien contando con la administración y también con las cooperativas», insiste Huertas.

De momento, los problemas del día a día se intentan solucionar en Valvidia con ese grupo de WhatsApp, con el boca a boca, con anuncios por redes sociales o empresas de trabajo temporal y mirando al cielo: «la fruta tiene su punto óptimo, con el calor se adelanta la recolecta y lo que podemos coger a lo largo de una semana hay que hacerlo en solo dos días», cuenta Pablo Hidalgo. Sin duda, la falta de mano de obra es un problema más para el sector agrícola que ya lidia con altos costes de producción, la incertidumbre de unos precios que a día de hoy se desconocen, «inspecciones continuas» -añade Hidalgo- y con la inquietud del tiempo. «Las próximas semanas serán críticas».