Más de una cuarta parte de los autónomos extremeños ya han sobrepasado los 55 años de edad. En concreto, la cifra de los que están por encima de esta frontera es de 14.788, un 26,4% de los 56.006 profesionales por cuenta propia extremeños que son personas físicas. Como tales, las estadísticas del Ministerio de Trabajo consideran a aquellos que no están integrados en sociedades mercantiles, cooperativas u otras entidades societarias, y que tampoco son colaboradores familiares ni están registrados como parte de algún colectivo especial de trabajadores.

La tendencia al envejecimiento de este colectivo de trabajadores es clara. Hace una década, en el 2009, la cifra de los que se situaban más allá de los 55 años en la región era casi cinco puntos inferior, de un 21,7%, mientras que hace cinco años se situaba en el 23%. El porcentaje extremeño es muy similar al que se promedia en España, que es del 27%, con datos al cierre del primer trimestre del año.

Esta situación tiene un reverso y un anverso. Por un lado, supone que muchos de estos profesionales se van acercando ya a la edad de jubilación, por lo que se corre el riesgo de que sus empresas desaparezcan. Pero, por otro, significa que a menudo se trata de negocios que han conseguido consolidarse, algo que confirman también los registros del ministerio.

Sobre la primera cuestión incide Fernando Segador, presidente de la Organización de Profesionales Autónomos (OPA) Extremadura. «En los próximos diez años calculamos que aproximadamente 30.000 empresas estarán en la tesitura de cerrar sus puertas, bien porque se jubile quien está al frente de ellas, bien por enfermedad o fallecimiento», esgrime. En este sentido, subraya que una de las principales propuestas que esta organización trasladó a los diferentes partidos políticos antes de las pasadas elecciones autonómicas fue la de que se facilite el relevo generacional también para los trabajadores autónomos, ya que la normativa actual se quedó «un poco coja» al no contemplarles y hacerse «pensando fundamentalmente en las sociedades». «Queremos que se incluya a los autónomos para que cualquier nuevo emprendedor, sea o no trabajador de la empresa, sea o no familia del autónomo, pueda aspirar a un relevo generacional en el negocio, con lo cual podremos evitar la desaparición de miles de ellos en los próximos años», remarca Segador.

También UPTA ha venido haciendo hincapié en este asunto. Esta organización estima que la evolución demográfica del trabajo autónomo llevará a que el sistema de Seguridad Social pueda encarecerse en más de mil millones de euros anuales a partir del 2026. Son cálculos realizados teniendo en cuenta las bajas definitivas en el sistema de pensiones procedentes del registro de autónomos (RETA) y las altas de nuevos pensionistas durante los tres primeros meses del año. En este sentido, UPTA considera fundamental para poder incorporar al sistema trabajadores autónomos que puedan consolidar sus negocios el que haya una mejora de la cualificación profesional; la puesta en marcha de un plan nacional de relevo generacional; y «sistemas que permitan adaptarse a la denominada cuarta revolución industrial».

ATA Extremadura, por su parte, resalta una derivada positiva de este paulatino aumento de la edad entre los autónomos: que en muchos casos esta evolución significa que se trata de actividades económicas que han logrado afianzarse. Algo a lo que también apuntan las estadísticas del Ministerio de Trabajo, de acuerdo a las cuales seis de cada diez negocios superan los cinco años de antigüedad. El porcentaje extremeño (61,1%) se encuentra bastante por encima del estatal, que es del 54,9%. Una proporción que el propio ministerio considera «destacable». «Es un dato importante, porque representa la consolidación de las empresas», remarca Raquel de Prado, presidenta de ATA Extremadura. De Prado apunta también que «el hecho de que se haya mejorado bastante la compatibilidad de la jubilación a tiempo parcial con el seguir trabajando como autónomo» posibilita que muchos de ellos continúen «en activo aunque estén cobrando la jubilación».

Respecto al resto de tramos de edad, el segmento más numeroso en la región es el que va de los 40 a los 54 años (24.409, un 43,6% del total); en el que discurre entre los 25 y los 39 hay 15.579 (27,8%); y apenas 1.232 (2,2%) son menores de 25 años.

Por lo demás, el perfil del trabajador por cuenta propia extremeño es claramente el de un hombre (67,9% frente al 32,1% de mujeres), que desempeña su actividad en el sector servicios. Este supone un 60,4% del total, mientras que un 25,2% tienen sus negocios en el sector primario, un 9,5% en la construcción y un 4,8% en la industria.

También es muy clara la mayoría de los que no tienen empleados a su cargo, algo que sucede en más de tres cuartas partes de las ocasiones (77,5%), y la de los que no tienen pluriactividad (96,1%). Si lo que se considera es la base de cotización, casi nueve de cada diez (88,9%) lo hacen con la mínima, mientras que un 8,6% se mueve entre la base mínima y 1,5 veces esta. Únicamente un 2,5% supera este último umbral.