De catastrófica. Así califican las organizaciones agrarias la situación por la que está pasando el sector ganadero en Extremadura.

Piden a las autoridades un plan de rescate para paliar los graves efectos producidos en el campo por la falta de lluvias.

La ausencia de precipitaciones se traduce en la desaparición de los pastos y la sequedad de los abrevaderos. O lo que es lo mismo, en más gastos para los ganaderos.

La organización agraria UPA-UCE estima unas pérdidas valoradas en 131 millones de euros, 55 millones en el vacuno y 76 en el sector caprino. Los ganaderos en el campo coinciden: los recursos que están invirtiendo para poder mantener sus explotaciones no van a verse revertidos después en ganancias.

Juan Moreno, presidente de COAG Extremadura, critica duramente al Ministerio de Agricultura por no reconocer la sequía y también a la Administraciones regionales y provinciales por no tomar medidas: «Es lamentable. Tanto que se habla del despoblamiento de las zonas rurales ya podrían hacer algo para ayudarlas», dice.

«Medidas desde la Consejería: ninguna», confirma Juan Metidieri, presidente de Apag Extremadura Asaja.

Y además advierte: «Lo peor está por venir y no sólo para la ganadería sino para todos los cultivos».

Se refiere a que el verano acaba de comenzar y, por tanto, las posibilidades de lluvia quedan muy reducidas hasta que llegue el otoño y tampoco el cambio de estación asegura precipitaciones: «Nos quedan tres o cuatro meses largos», dice Moreno.

El presidente de COAG lo describe así: «No sólo falta pasto, tampoco tienen agua. Los pozos están secos». Y esto se traduce en más coste para las explotaciones.

Así, Metidieri calcula que los ganaderos tendrán que comprar suplemento alimenticio con un mes y medio o dos de antelación, lo que significa «más dinero» a invertir.

El mismo análisis es compartido por Antonio Prieto, responsable de Ganadería en UPA Extremadura, quien critica que no se es «sensible» con la situación de los ganaderos y de sus familias y califica la situación de «ruinosa».

«Medidas no se están tomando ninguna. El Ministerio se remite al seguro y no está funcionando», dice.

Y advierte de un peligro añadido, presentado por la tuberculosis: «Las especies cinegéticas o salvajes pueden empezar a beber en el mismo sitio que las vacas, con todo el riesgo que eso conlleva», explica.

Así las cosas, los tres representantes esperan que los Gobiernos, tanto el regional como el nacional, se definan para tener un interlocutor con el que buscar soluciones permanentes.

«Estamos en paréntesis a la espera de que se constituyan los nuevos Gobiernos», dice Prieto.

Metidieri por su parte llama a convocar la Mesa de la Sequía en Extremadura para ir valorando no sólo el caso de la ganadería, sino la situación global «cultivo por cultivo».

Por el momento, la única solución planteada es un aumento del anticipo de la ayuda de la PAC del 70%, en lugar del 50%. Algo que las organizaciones agrarias consideran insuficiente.

De hecho, UPA le ha dado «una semana» al Ministerio para que rescate al sector mientras que Apag Asaja está recabando «toda la información» para hacérsela llegar a Agricultura.

Además, las organizaciones agrarias advierten de que esta crisis en el sector ganadero es sólo un reflejo de una mayor que está planeando sobre todo el campo extremeño.

Así, por ejemplo, la producción del cereal -cultivo vinculado a la supervivencia de la ganadería- ha caído un 36,68% respecto a la producción regional del año pasado, según Cooperativas Agro-Alimentarias Extremadura.

Y en otros cultivos, tales como la vid y el olivo, ya se están encendiendo las luces de alarma.

El satélite

Gran parte de la controversia viene dada por el método de medición de Agroseguro. La compañía utiliza un satélite como herramienta.

«Se trata de un seguro de índices con una base tecnológica puntera, basado en la medición del índice de vegetación (NDVI) mediante teledetección a través de un satélite», describe en su sitio web.

Este satélite mide el «índice de vegetación» por zonas y determina así si existe un «siniestro».

Pero tanto los representantes agrarios como los ganaderos consultados por este periódico se quejan de que las mediciones hechas por el satélite no reflejan lo que está ocurriendo en el campo y piden a las autoridades que actúen.

Del mismo modo, aseguran que la cobertura no es suficiente y piden a la Administración que no utilice Agroseguro para eludir responsabilidades.

Cambio climático

El calentamiento global progresivo -y acelerado en las últimas décadas- está haciendo cada vez más mella en el campo extremeño.

Tal y como advierte la comunidad científica, un clima cada vez más seco y extremo compromete la ciclicidad de las cosechas.

Todas las previsiones indican que la sequía irá en incremento por el descenso de las precipitaciones, que además serán cada vez más puntuales, localizadas y extremas.

Por ejemplo, las olas de calor son ahora 10 veces más frecuentes en España que lo que eran a principios del siglo XX, según un estudio publicado recientemente por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Este y otros indicadores vaticinan, como mínimo, un futuro difícil para el campo.