Sirve para llevar a cabo grandes inversiones en las ciudades, pero sobrepasar el límite implica perder la salud financiera, con las consecuencias que ello conlleva. Para determinar su importancia, es fundamental compararla con los ingresos corrientes. Y a partir de ahí calcular las posibilidades. Se trata de la deuda vida de los ayuntamientos, las obligaciones pendientes con los bancos que tienen las corporaciones locales y que condicionan las cuentas municipales.

Entre los años 2008 y 2012 la citada deuda se disparó debido a que los ingresos del ladrillo se pararon de golpe dejando a la mayoría de las finanzas locales empantanadas. Ocurrió sobre todo en las comunidades donde la construcción se multiplicó sin freno. Pero también salpicó a Extremadura.

No obstante, los ayuntamientos han ido saneando cuentas y reduciendo su deuda en la región. En el último año, por ejemplo, así ha ocurrido en los principales municipios de Extremadura.

LA LISTA DEL ÚLTIMO AÑO / Según los datos del Ministerio de Hacienda referentes al año 2018, Mérida, con más de 39 millones de euros pendientes, es la ciudad con más obligaciones pendientes con los bancos. Ha disminuido su deuda en más de dos millones con respecto a 2017.

La segunda en el ranking es Plasencia, con casi 35 millones de euros (ha bajado la deuda en una cantidad similar a la capital emeritense).

Le sigue Cáceres, con unos 18,4 millones a pagar y una reducción con respecto al año anterior de casi cinco millones.

Y la última de la ciudades es Badajoz, con la menor deuda de las cuatro, no llega a 10 millones; y la que ha experimentado la mayor bajada, más de 6 millones de euros.

Tras la explosión de la economía, el Gobierno de Mariano Rajoy impuso en 2012 la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que impide a las corporaciones locales incrementar la inversión aunque cierren con superávit; el dinero ha de emplearse en amortizar deuda. No obstante, hay excepciones, como las denominadas operaciones financieramente sostenibles, que sí obtienen luz verde por parte del Estado.