Las hermanas Rocío y Carmen Lechuga Álvarez, de 22 años, son dos de los más de 280 voluntarios que en estos 12 meses han pasado por el Centro de Acogida de Mérida. Carmen es graduada en Biotecnología y desde 2012 forma parte de la Asamblea Local de Cruz Roja en Mérida. «Esta experiencia me ha cambiado en todos los sentidos. Me ha enseñado a reforzar la empatía y a valorar más las cosas», confiesa Carmen, quien explica que durante este tiempo algo que le ha llamado especialmente la atención son las diferencias culturales y cómo lo que para un joven europeo es habitual, como contar con un botellín de agua, para uno procedente de África puede ser algo nuevo. «Una vez jugando uno de los chicos me dijo que no se acordaba cómo era jugar», recuerda la emeritense, que relata que muchos de los migrantes están tan acostumbradas al racismo que se llegaban a sorprender al comprobar que compartiese con ellos mesa a la hora de comer. Su hermana Rocío, que estudia Relaciones Internacionales, también es otra de las voluntarias: «La experiencia ha cambiado mi vida y la de todos los que estamos aquí».