La doctora Tony López González, natural de Guareña, lleva más de 20 años en la región Panamazónica brasileña luchando contra enfermedades tropicales olvidadas. Viajando en su barco-hospital a través del río Amazonas y otros afluentes, Tony atiende a comunidades totalmente aisladas. Ahora prepara una campaña para vencer definitivamente a la llamada enfermedad de hanseniase, popularmente conocida como lepra. Este periódico logra conversar con la doctora, en una zona en la que la cobertura para comunicarse, al igual que el derecho a la salud, es un bien preciado.

-¿Cuándo llegó a Brasil y con qué objetivo? ¿En qué zona se encuentra actualmente?

- La primera vez en 1992, con el objetivo de especializarme en enfermedades tropicales, que en aquella época constituían verdaderas epidemias en esta región. En estos momentos me encuentro trabajando en la región amazónica brasileña del Rio Purús.

-¿En qué consiste la campaña contra la hanseniase? ¿Cuántas personas están tratando?

- El objetivo esencial es luchar y visibilizar esta epidemia que estigmatiza a las personas que la padecen, monitorizar los comunicantes de los casos activos para evitar su transmisión para su control, crear en cada una de las 199 comunidades el programa de educación para la salud con carácter preventivo, además de consolidar la red de agentes comunitarios de salud. Teniendo como objetivo primordial de esta campaña intentar erradicar esta patología para el año 2040, bajos los principios del desarrollo del milenio, en relación a las acciones de educación y divulgación. En definitiva, contribuir a consolidar el derecho universal de protección a la salud.

-Cuénteme también sobre las comunidades

- Las personas que viven en estas zonas rurales del interior del Amazonas son conocidas como población riberiña, viven de la pesca, son núcleos familiares de 30 a 50 personas que viven en comunidad, con una nula estructura sociosanitaria, donde se llega con el barco-hospital cada cierto tiempo, no tanto como nos gustaría a nosotros por la costosísima logística.

-¿Tiene un equipo médico? ¿Cómo se mueve por las comunidades?

- El equipo de sanitarios que actualmente lideran los diferentes programas de salud de nuestra institución son todos personas formadas con bolsas de estudio, financiadas por la Asociación Comité Ipiranga, que les ha permitido ir a la universidad y graduarse. Nos movemos con el barco-hospital para llegar a cada una de las comunidades. En caso de emergencias se dispone de una lancha a motor de pequeñas dimensiones para la atención de urgencia. El barco hospital se mantiene gracias a la colaboración de diferentes entidades de distintos países europeos y de América Latina, dispone de una farmacia, de un centro odontológico, de una sala de curas, de una consulta médica, baño, cocina, área común donde se realizan las sesiones clínicas y la convivencia diaria, esto en la parte inferior. En la parte superior tenemos camarotes para la tripulación, personal sanitario y para la internación de los casos graves.

-¿Recibe algún tipo de apoyo? ¿De qué manera se financian?

- Sí. Recibimos donaciones estrictamente privadas a través de convenios de colaboración con instituciones básicamente de Italia, Inglaterra y España. Fondos privados de instituciones y de particulares y en alguna ocasión con la venta de nuestros manuales sobre enfermedades tropicales.

-¿Qué planes tienen para el futuro?

- La formación permanente de los agentes comunitarios de salud, que son realmente quienes están combatiendo en el foco estas patologías. Consolidar la red de Escuelas de Salud ‘Escuelas de vida’ a nivel internacional y la erradicación de la enfermedad de Hansen en esta área con el lema 2020-2040.

- ¿Por qué le llaman hanseniase en lugar de lepra?

- En homenaje a G.H. Armauer Hansen, que la descubrió en 1893, y como reivindicación del estigma que supone decir leproso/a a quienes la padecen.