La economía mejora, pero los bolsillos de las familias extremeñas aún siguen sufriendo los estragos de la crisis. Lo dice la Encuesta de Presupuestos Familiares que cada año elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), un estudio que refleja el aumento de la capacidad de gasto de los hogares pero también su esfuerzo cada vez mayor para hacer frente a los pagos relacionados con la vivienda. Las facturas de luz, agua y gas han subido casi 350 euros anuales desde el inicio de la crisis, lo que ha obligado a destinar a estos conceptos el 30% del presupuesto familiar, frente al 22% que suponían hace 10 años. Las familias de la región también pagan ahora más alquiler que en 2008 y se siguen recortando en la cesta de la compra, la ropa y el calzado y el ocio dentro de un presupuesto que alcanza los 23.429 euros anuales.

Al pago de las facturas básicas del hogar los extremeños destinan en la actualidad 1.500 euros al año frente a los 1.165 de hace una década. Esto implica que las facturas de agua, luz o gas han experimentado un incremento de 335 euros desde el año 2008 sin que se hayan producido variaciones significativas en el consumo, que se disparó con la burbuja inmobiliaria pero se desplomó con la posterior crisis económica. El caso más llamativo es el de la factura eléctrica, que en 2018 alcanzó una media de 757 euros por hogar, frente a los 514 de 2008. La subida es del 47%, frente al 10% que subió el índice de precios.

Pero este no es el único caso. Por la distribución de agua e impuestos ligados a las redes de saneamiento las familias pagaron en el 2018 un total de 74,01 euros, cifra que dista mucho de los 16,13 que este concepto suponía en el año 2008. Es cierto, no obstante, por el consumo de agua sí se paga menos: 129,04 euros anuales en la actualidad frente a los 132,23 de hace una década. Los cargos relacionados con el impuesto de basuras también han subido de 53,42 a 85,05 euros y por último, las facturas de gas han pasado de 196,35 euros a 212,82.

En total, según datos del INE, las familias dispusieron en 2018 de un presupuesto de 23.439 euros, una cifra que aunque crece, sigue siendo la más baja del país y se sitúa lejos de la media nacional, que es de 29.881 euros. La capacidad de gasto de las familias extremeñas creció un 2,3% respecto al 2017 (542 euros más), pero aún faltan más de 1.200 para alcanzar los niveles registrados antes de la crisis. Además de los suministros básicos, el gasto de las familias extremeñas también se incrementa en hipotecas y alquileres, sanidad, educación, comunicaciones y la cesta de la compra. Por contra, se recorta ligeramente o se mantiene en vestido y calzado, bebidas alcohólicas y tabaco, muebles y decoración, restaurantes y ocio.