Con el ascenso de las temperaturas aumenta la posibilidad de sufrir una intoxicación alimentaria. Si se siguen unos sencillos consejos puede evitarse este riesgo. Las toxiinfecciones alimentarias -que también se conocen así- son aquellas enfermedades que se producen por la ingestión de alimentos contaminados con agentes biológicos o sus toxinas. Están ligadas a épocas concretas del año, especialmente durante los meses de verano, cuyas altas temperaturas favorecen el desarrollo de los gérmenes.

Las más conocidas son la salmonelosis, ligada directamente al huevo, y las producidas por otras toxinas de diversas bacterias presentes en varios tipos de alimentos. Aunque todas se engloban como intoxicaciones alimentarias, hay que distinguir entre aquellas que se producen porque el alimento que se ingiere está contaminado por virus o bacterias vivas (infecciones alimentarias) y las que se originan porque en el alimento existe una toxina que producen los gérmenes y que es la que da lugar al cuadro de la enfermedad (intoxicaciones alimentarias). La ausencia de higiene o manipulación y conservación incorrectas de alimentos estaría en el origen de ambas.

En el caso de las salmonelosis, la salmonela se encuentra en la cáscara del huevo, que puede penetrar al interior si no se mantienen unas condiciones de conservación adecuadas. En este sentido, es importante señalar que no se deben lavar los huevos, al contrario de lo que muchos creen, ya que su cáscara es porosa y podría penetrar la bacteria. Los huevos rotos, con plumas y heces son un factor de contaminación.

SÍNTOMAS / Suelen ser procesos gastrointestinales, con náuseas, vómitos, dolor abdominal y fiebre. Ésta última no siempre aparece, aunque es característica de la salmonelosis. Hay que tener en cuenta que el alimento contaminado no presenta cambios en su aspecto.

En la mayoría de los casos las intoxicaciones alimentarias se producen por una manipulación o conservación incorrecta de los alimentos. Tenemos que extremar las precauciones a la hora de elaborarlos y conservarlos. La Organización Mundial de la Salud ha redactado diez Reglas de Oro para la preparación higiénica de los alimentos: Consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente, cocinar correctamente los alimentos, consumirlos inmediatamente después de ser cocinados, ‘un alimento cocinado es un alimento higienizado’, calentar suficientemente los alimentos, evitar el contacto entre alimentos crudos y cocinados, asegurar una correcta higiene de la persona que los va a manipular y de la cocina, mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y animales de compañía, utilizar solo agua potable y no consumir alimentos perecederos que estén expuestos a temperatura ambiente.

En este sentido el huevo en sus distintas presentaciones como salsas mayonesas es un alimento con el que hay que tener especial cuidado, así como la carne de pollo, la carne picada, las verduras que no se han lavado adecuadamente y los lácteos. Todos estos productos no deben enfriarse o conservarse a temperatura ambiente sino que deben ser sometidos a refrigeración tanto en los domicilios particulares como en los establecimientos de restauración.