Isabel Arribas es la directora del centro de día Campomayor de Badajoz. Un hogar, que cuenta con casi 5.000 socios, tiene el objetivo de potenciar el envejecimiento activo y dotar a los mayores de bienestar físico, mental y social. «La línea de trabajo que tienen centros como el nuestro es la dinamización de esas personas mayores, potenciando en cada uno su participación y su cooperación social. En general, el fomento de las relaciones interpersonales», explica.

Las relaciones disminuyen con el paso del tiempo. «No todos los mayores tienen una red de apoyo y a medida que van cumpliendo años, más selectivos se vuelven a la hora de relacionarse socialmente», aclara. Por ello, a juicio de Arribas son las instituciones las que juegan un papel determinante. «Tenemos un tanto por ciento muy elevado de responsabilidad para evitar que el mayor se aísle», apunta. «Es importante que esta soledad no se vuelva epidemia, ya que es un sentimiento que puede derivar en enfermedades como depresión o diferentes adicciones. Entonces para eso tenemos programas que hacen que el mayor se integre en grupo, se abra más y sea capaz de participar de una forma más activa y que así no se haga dependiente de las pérdidas de la capacidades condicionadas por la edad: físicas, cognitivas, psicológicas y que sean más llevaderas», relata.

La edad a la que suelen acudir al hogar es después de los 55 años, si son prejubilados, o a los 65, a raíz de la jubilación. Aunque, en general, según Arribas, asisten por ocio y para relacionarse «entre iguales», como sucede a todas las edades. Por ejemplo, talleres de memoria, gimnasia, encuentros con colegios e institutos, bailes los domingos, son algunas de las actividades que realizan durante el año, ya que en el periodo estival se suspenden. La programación normal tiene la misma duración que un curso académico. Sin embargo, en el ocio se participa durante todo el año. De entre todas, las que repuntan en estos tiempos y no se desvanecen en vacaciones son las relacionadas con las nuevas tecnologías. «En el ciberaula, que en verano participan mucho, se ponen en contacto con sus amigos, con familiares cercanos como hermanos, nietos e hijos que están fuera a través de correo o de redes sociales», sostiene. Con esta programación, «estas instituciones los saca de esa soledad, del aislamiento, de la ansiedad y de problemas psicológicos y ofertamos esta serie de actividades que adquieren estrategias que les previene de ese afecto», recalca Arribas. Con los servicios que ofrecen, que van desde asistencia sanitaria hasta peluquería, lo que hacen es «complementar esa atención integral que queremos que reciban para que puedan permanecer el máximo de tiempo posible en su entorno.

Además, Arribas cree que los familiares también juegan un papel importante. «Cuando vienen con sus familias, que a veces hemos hecho eventos, se dan cuenta de lo que hacemos aquí y ellos se sienten muy a gusto». En general, «lo más importante es que se sientan socialmente útiles», concluye.