«No estoy acostumbrado a usar el coche en ciudad. Me cuesta hacerlo porque me parece incómodo y un atraso enorme». Es el argumento de Sergio Casero para decantarse por el patín eléctrico como solución de movilidad en Badajoz. Comenzó a desplazarse en este tipo de vehículos hace un par de años, cuando aún vivía en Madrid y con el patín podía moverse de una forma más ágil por la ciudad. Al trasladarse a su ciudad natal, hace seis meses, optó por usar también con el patín para moverse por el centro porque, a su juicio. «es una solución estupenda de movilidad que no contamina, no ocupa espacio, te lleva a cualquier sitio y cargarlo cuesta lo mismo que un teléfono móvil» señala sobre las ventajas de este tipo de dispositivos. Por eso lamenta «que no haya empeño» por parte del ayuntamiento pacense en regular la utilización de ese tipo de vehículos «para poder circular con seguridad». «Cuando estaba en Madrid podía moverme sin problemas e incluso en espacios como el estadio Wanda Metropolitano, se podía dejar el patín en la consigna», señala sobre el calado que este tipo de dispositivos han tenido en las grandes ciudades en los últimos años.

«Badajoz es la ciudad extremeña que mejor se adapta al uso de este tipo de vehículos porque no tiene grandes pendientes y es extensa», explica. De hecho, a pesar del ‘limbo’ normativo en la ciudad, él no desiste de usarlo. «Intento ir siempre por la calzada, pero hay zonas, como la barriada de Llera, en las que tengo que subirme a la acera porque la calzada no está adaptada para vehículos que circulan a menos de 50 kilómetros por hora», dice. Eso le ha generado algún reproche de un peatón. «Regularlo daría seguridad a todos», insiste.

Hasta el trabajo

A Javier Alves también se le puede ver con su patín por las calles de Cáceres desde hace algún tiempo, y eso que la ciudad incluyen tramos y pendientes que no lo ponen fácil. «Pero precisamente por las pendientes, es mejor opción que la bicicleta, por ejemplo. Yo lo uso para ir a trabajar. No sudo en el trayecto y al llegar a mi trabajo, lo coloco junto a mi mesa; pero también lo llevo conmigo en el supermercado...», explica sobre algunas rutinas. De hecho, el primer patín que compró lo alterna ahora con un segundo modelo de gama superior, más potencia y más batería: «por 500 euros se puede tener un patín eléctrico para quienes lo usan con cierta asiduidad», dice. Pero si es una herramienta de uso diario, los de gama más alta pueden llegar a 5.000 euros. La diferencia básica ente uno y otro, según los expertos: la potencia y la duración de la batería.

«El patinete es un recurso al alza y es ideal para desplazarse por ciudad», asegura Alves. La autonomía suele estar entre 30 y 40 kilómetros en los modelos básicos y en la franja de edad entre 30 y 40 años es en la que más ha calado, aunque quienes lo utilizan aseguran que «no hay límite de edad» y que «en poco tiempo se puede manejar uno sin problemas». R. c.