Reutilizar los filtros de los cigarros como material acústico absorbente es "una posible solución" que plantean investigadores de la Universidad de Extremadura (UEx) para "proponer un remedio al problema medioambiental de las colillas", una cuestión con "un importante déficit en propuestas de reciclaje".

Así lo ha explicado en una entrevista a EFE el profesor titular del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Extremadura, Valentín Gómez, quien ha explicado que el proyecto surgió a raíz de una "lluvia de ideas" con su compañero Rubén Maderuelo, investigador del Instituto tecnológico Intromac de Extremadura.

Actualmente, Gómez dirige este proyecto que ha conseguido demostrar "que los filtros de las colillas son buenos absorbentes acústicos", a pesar de encontrarse el estudio en fase experimental.

Cada año se arrojan 4,5 trillones de colillas a calles, ríos y bosques, un problema de residuos por encima de envases y bolsas de plástico.

De esta forma, las colillas tienen una "gran repercusión para el medio ambiente", según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

Una persona fumadora que consuma 20 cigarros por día durante 50 años es responsable del desperdicio de 1,4 millones de litros de agua, según un informe de 2018 elaborado por el secretariado de la Convención Marco para el Control del Tabaco y el Imperial College of London.

Gómez ha destacado este problema ambiental, ya que están compuestas principalmente por acetato de celulosa y "son muy difíciles de degradar.

"No sabemos qué hacer con ellas, contaminan las aguas al diluirse dichas colillas tras las lluvias, así como la tierra al arrojarse a sitios que no están destinados para su recogida", ha señalado.

Gracias al proyecto, financiado por la tabacalera Altadis, ha logrado alcanzar "coeficientes de absorción superiores a 0,8 para frecuencias superiores a 2.000 hercios", un valor que depende de la presencia de regiones quemadas de las colillas, la eliminación del papel que envolvió el filtro y la longitud de los elementos utilizados en las muestras.

De cada cigarrillo fumado, se retira la parte de tabaco no usada y se quedan únicamente con los filtros para poder llevar a cabo la disposición de cada uno de ellos en "pequeños" portamuestras de 2,9 y de 10 centímetros de diámetro.

Los elementos analizados, por el momento, están formados únicamente por los filtros, pero si fuera necesario contarían con algún material aglomerante para "otorgar mayor resistencia y estructura", ha destacado Gómez.

Actualmente se estudia la variabilidad de la eficacia dependiendo del porcentaje de humedad que presenten las muestras y están investigando un proceso de mecanización, para obtener más rapidez en el proceso.

Otros de los inconvenientes que se ha encontrado el equipo de investigación es el color y el olor, por lo que están intentando someterlas a un proceso de limpieza "lo más ecológico posible", y eliminar así los posibles tóxicos existentes.

"Cuando se limpian las colillas con químicos se producen unos líquidos que pueden suponer un problema ecológico, por lo que no voy a llevar a cabo una solución que genere otro inconveniente ambiental", ha matizado Gómez.

La fuente de abastecimiento con la que cuenta el equipo de investigación en estos momentos son tres ceniceros de la Escuela Politécnica de la UEx y personas independientes que "se muestran interesadas en darnos las colillas".

Aunque por el momento, el profesor reconoce que tiene que aceptar pocas cantidades porque no tiene capacidad para gestionar tantas colillas.