Óscar Antúnez apenas llevaba un mes al frente de la alcaldía de Hoyos cuando se desataron los incendios de 2015: «No solo fueron duros los días del propio incendio en los que nos enfrentamos a las llamas, a estar sin comunicaciones, a tener que evacuar el pueblo, sino sobre todo el año que vino después y el intentar restaurar o ayudar o recuperar todo lo que las llamas se habían llevado», rememora.

Antúnez señala dos factores que, combinados, suponen una amenaza para la comarca: «El abandono del campo y el cambio climático son una bomba de relojería», dice. Y las llamas de 2015 fueron un ejemplo de ello: «No era un incendio al uso porque nos encontramos ya en un período de tiempo o en una época de desertificación de las áreas. Sobre todo es mi opinión, habrá gente que no crea en ello, en el cambio climático, llevábamos años en los que las lluvias eran cada vez menores. Nos encontramos con temperaturas elevadisimas esos días, con rachas de viento que superaban los 80 km por hora y que estaba totalmente descontrolado (...) Un incendio al uso a lo mejor saben los equipos de extinción por dónde llegan las llamas, por dónde van a afectar al municipio, pero aquí fue imposible saberlo. Tan pronto giraban al norte como al sur y concretamente la segunda noche, en cuestión de media hora, cuando parecía que todo estaba extinto y el incendio estaba solo en Acebo, las llamas devoraron el 90% del término municipal (de Hoyos) y tuvimos que evacuar el municipio», detalla. Por ello, ante esta amenaza reclama la implicación de las administraciones a todos los niveles para llevar a cabo acciones de manera conjunta para prevenir nuevas catástrofes naturales y el abandono de las zonas rurales, a través de ayudas a los jóvenes agricultores y ganaderos y políticas de reforestación. Por el momento, a nivel municipal, Hoyos cuenta desde aquel incendio con un plan periurbano actualizado y un equipo de voluntarios de Protección Civil.