320 hectáreas, alrededor de 200.000 árboles vivos y más de 1150 voluntarios procedentes de hasta 45 países diferentes. Son las cifras de ‘Reforest-Acción Network’, una organización nacida tras la catástrofe de 2015 para transformar el paisaje de la comarca: “El incendio en Sierra de Gata fue una gran catástrofe: se quemaron casas, animales, hubo gente que se quemó también, no fallecieron pero con graves heridas.

Fue una catástrofe, pero a la vez también fue oportunidad, una oportunidad para cambiar una dinámica que estaba estancada y que a raíz del incendio surgieron iniciativas como esta y el Proyecto Mosaico u otras iniciativas que han surgido y que quieren dinamizar la región”, cuenta Rodrigo Ibarrondo ‘Bongui’, al frente de la iniciativa.

Junto a su equipo de voluntarios, ‘Bongui’ está sembrando por la comarca especies arbóreas como robles, castaños, alcornoques, encinas y madroños, especies de bosque mediterráneo destinadas a sustituir a los dañinos monocultivos de pinares que invadieron esta y otras muchas zonas rurales a partir de los años 70.

«Los monocultivos de pino fueron un factor principal para un incendio de tal magnitud. También ha ocurrido en Portugal. Si ves un mapa de los monocultivos y de los incendios más virulentos verás que coinciden 100%», afirma. La iniciativa, además de atraer personas de todo el mundo a la comarca, crea un vínculo entre los voluntarios y la naturaleza y sirve para ofrecer nuevas alternativas al territorio:

«Estamos atrayendo también gente joven para que venga aquí a vivir. Es una zona donde se vive bien pero no hay trabajo, mucha gente se va, sobre todo gente joven a buscar trabajo fuera», explica Bongui.

«No se trata tampoco de dar limosna, sino de dejar que se hagan las cosas. Eso es lo importante: que si alguien quiere poner un rebaño de cabras o abrir una quesería que se facilite, no que se pongan trabas y trabas y al final se queme la moral de esa persona», añade.