Carmen Hernández Mancha conoce bien la Sierra de Gata, ya que su padre es oriundo de Descargamaría, en donde acostumbraba a pasar los veranos de niña: «Yo recuerdo el primer verano, que pasé allí que recuerdo, no quería volver porque estuvimos un mes de agosto y nos llovió de 30 días, 23, por lo menos. Entonces era un horror, siempre lloviendo, siempre lloviendo. Y después de un gran incendio que hubo en los 80 también, nunca más volvieron a ser así los veranos» asegura.

Para esta periodista especializada en temas medioambientales, la vegetación es un factor clave que pone a la comarca en una situación de vulnerabilidad, por la falta de bosque autóctono y el predominio del pinar en su lugar: «Eso sería una solución, volver al bosque tradicional, a la resina por la parte de pino que queda, a la limpieza del monte, a fomentar el pastoreo. Debería de haber más pastores. Podría ser un oficio, lo que pasa es que el ganado es muy sacrificado y ¿quién va a querer tener cabras y trabajar 365 días al año hoy en siglo XXI?», añade. Carmen también señala y critica la uniformidad de las leyes agrarias europeas, que afrontan de manera homogénea territorios y realidades muy diferentes: «Yo creo que en Europa no se entiende, que España no se entiende en Europa, la peculiaridad de ciertas zonas mediterráneas, ¿no?» y pone de ejemplo la transhumancia, que se necesita en España pero no en los países del norte donde llueve a menudo.

Carmen llama al cuidado del monte: «El monte que tenemos nosotros no es una selva vírgen, es un monte y es un paisaje humanizado que ha hecho el ser humano a lo largo de miles de años, y para que se mantenga sano y resista, tanto al cambio climático como a los fuegos, necesita gente que viva allí y para que la gente viva allí la tienes que ayudar», reclama. «El bosque autóctono protege a la comarca también contra el cambio climático, pero es que ahora hay muchas zonas donde no tienen bosque autóctono».