Extremadura ha perdido ya parte de las exportaciones de ciruela previstas este año a Brasil, pero no da por perdido el año y confía en que se pueda alcanzar una solución al veto que ha dispuesto el país americano a la entrada de ciruelas, con el pretexto de controlar una plaga que no tiene ninguna incidencia en esta fruta y que tampoco se ha detectado en España.

El cierre de Brasil afecta a toda la Unión Europea pero perjudica especialmente a Extremadura que es el principal productor del continente y tiene en el mercado brasileño a su cliente más importante: cada año envía el 24% de su producción, lo que suponen entre 18.000 y 22.000 toneladas y alrededor de 24 millones de facturación.

Desde el 1 de junio

El veto entró en vigor el pasado 1 de junio y desde el Gobierno de España se han pedido explicaciones al respecto, según confirman desde Afruex, donde apuntan ya a un conflicto internacional. De hecho, el pleno de la Comisión Europea pedirá hoy explicaciones a Brasil por el cierre de fronteras, según se recoge en el orden del día de la reunión.

La propuesta de Europa se dirige tanto a Brasil como a la Organización Mundial del comercio (OMC), puesto que entienden que se ha vulnerado la normativa internacional al no haber contemplado un plazo de 60 días para la entrada en vigor del cierre de fronteras. La medida se anunció con pocos días de margen y ya se ha llevado por delante la exportación de las variedades más tempranas de ciruela. La única alternativa ahora es que se alcance una solución que permita salvar al menos la exportación de las variedades más tardías.

«El daño ya está hecho. Porque las variedades más tempranas se han perdido y el precio se ha hundido. Pero confiamos en que al menos se pueda llegar a salvar las variedades tardías», señala Miguel Ángel Gómez, gerente de Afruex.

Control de China

Por otro lado, responsables del control fitosanitario de importaciones de productos vegetales de China han realizado una auditoría para supervisar el cumplimiento del protocolo de exportación de fruta de hueso desde España al país asiático, con inspecciones de cultivos en Extremadura y Murcia. Son controles rutinarios, que no se habían llevado a cabo desde hace tres años, cuando se inició la relación comercial, y que se han realizado esta vez por videoconferencia ante la imposibilidad de que los inspectores se desplazaran a causa del covid-19. La inspección no ha revelado ningún problema que haga peligrar las exportaciones al gigante asiático, que recibe alrededor de 600 toneladas de ciruela extremeña cada año.