Preguntar y repreguntar. Averiguar qué hicieron los pacientes las 48 horas antes de empezar a sentir los primeros síntomas. Indagar en su vida privada para saber dónde estuvieron, con quién y cuánto tiempo para trazar la línea de contactos y clarificar cuántas personas pueden estar afectadas. Justo esa es la labor de los rastreadores, ese nuevo concepto que ha llegado con la pandemia. En el caso de Extremadura el trabajo recae fundamentalmente en los farmacéuticos y veterinarios de Atención Primaria, esto es, de los centros de salud. Componen una red de 147 sanitarios (junto con el apoyo de médicos, enfermeros y técnicos) repartidos por toda la región cuya misión es básica ahora que no existen restricciones de movilidad: detectar los brotes de coronavirus lo antes posible y ponerles freno.

"El paciente tiene la obligación de colaborar, de dar números de teléfono si fuera necesario. A veces surge información después del momento en que se pregunta, por lo que se le dice que se ponga en contacto si recuerda algo más», explica Eladio Cerro, director del área de salud de Navalmoral de la Mata. En su zona, ese equipo de rastreadores lo componen nueve farmacéuticos y diez veterinarios.

15 minutos sin mascarilla

Un escenario común es que una persona acude a su centro de salud con cierta sintomatología y si el médico de cabecera lo cataloga como sospechoso, «ya se empieza a indagar en la relación de contactos», dice Cerro.

«No obstante -continúa- se le hace la PCR y en menos de 24 horas ya se tiene el resultado, de manera es desde ahí cuando se empieza a actuar. Si es positivo, el médico da aviso al paciente y se pasa la información a los veterinarios y farmacéuticos».

Y arranca la labor de detectives, las preguntas para tirar del hilo, para saber quiénes son los contactos estrechos. «Porque no lo es cualquiera, sino solo aquellos con los que se ha estado al menos 15 minutos sin distancias de seguridad y sin mascarilla», explica Cerro.

El límite se pone en justo dos días antes de empezar a sentir los primeros síntomas, desde ahí se traza el esquema de sospechosos. «Lo que se pide es que se acuda al médico si hay algún índice, pero a veces es leve y al principio no se le da importancia, entonces hay que retroceder a dos días antes en que empezó cierto malestar».

Cuando se trata de ámbitos familiares, el círculo de sospechosos es más fácil de cerrar, «pero cuando intervienen jóvenes o gente con más vida social, es más complicado. Hay que preguntar dónde saliste, con qué amigos, cuánto tiempo...».

El periodo de incubación

Hay una cuestión clave. Cualquier persona catalogada como contacto estrecho de un positivo en covid-19 ha de guardar, por prevención, los 14 días de aislamiento social. Así lo marca Salud Pública. «No se trata solo de que se quede en casa, sino que los equipos de rastreadores deben seguirle la pista para saber si sigue sin síntomas o ha cambiado su estado, porque existe un periodo de incubación y puede que a la hora de tomar las muestras no se haya detectado, pero que al final el virus termine apareciendo más tarde», subraya el director de salud de Navalmoral.

De acuerdo con el protocolo, no sería necesario hacerle de nuevo la PCR a las personas sospechosas tras los 14 días de confinamiento, «pero nosotros sí lo estamos realizando por sistema», asegura Cerro.

Si alguno de esos contactos estrechos da positivo en algún momento, entonces deja de ser sospechoso y se convierte en caso. Y empieza de nuevo la labor detectivesca.

¿Qué ocurre si hay más de una comunidad autónoma implicada? «Si por ejemplo tenemos un caso que sabemos que ha tenido contacto con alguien de Andalucía, pues existen protocolos para enviarles la información y que sea la zona de salud a la que pertenece la que inicie la investigación».

Turistas o visitantes

¿Y qué pasa si un turista o un visitante da positivo en Extremadura? «Es evidente que todo el mundo tiene derecho a ser atendido, y esa persona debe guardar aquí la cuarentena y no moverse de la localidad donde esté».

Como ejemplo de cómo evolucionan los brotes, Cerro habla de los dos focos de su zona de salud: el de Navalmoral y el de Peraleda de la Mata.

«En el primero caso, con inmigrantes implicados que solo tenían un número de identificación de extranjería, tuvimos que ir actuando sobre la marcha, ha sido el más complicado en cuanto a los protocolos sanitarios», explica.

En cuanto al segundo, originado por una ciudadana procedente de Francia de 74 años, el foco ha seguido dos caminos. «Por una parte esa persona se relaciona en un ámbito familiar con gente de su edad y es más fácil cerrar el círculo; pero se da otra circunstancia, una chica joven va a su casa a hacer una entrevista para trabajar con ella; y esa misma chica acude después a cursos de formación. ¿Resultado? 145 personas en seguimiento, que son muchísimas (la localidad ronda los 1.400 habitantes). La mayoría de las PCR han sido negativas (el brote sigue en 21 confirmados desde hace varios días), pero aún así deben respetar el aislamiento domiciliario de 14 días».

¿Hay más casos ahora que durante el Estado de Alarma? ¿Por qué los jóvenes se han convertido en el punto de mira? «La respuesta no es que haya más contagios, sino que se busca más y dan la cara más asintomáticos, que suelen ser chicos jóvenes. No obstante, es cierto que hay relajación en el ámbito laboral y con los amigos».

Investigación constante

Es fácil, asegura Cerro, que haya un contacto laboral o un relación de ocio que acabe en contagio, «tal y como se preveía». Por ello destaca la misión de veterinarios y farmacéuticos, «que tienen los conocimientos suficientes y es el personal que puede dar apoyo a los médicos de familia en esta labor de rastreo». Y evitar así más colapso en los centros de salud.

La estadística dice que hay un detective del covid-19 por cada 7.184 habitantes y que Extremadura es de la comunidades autónomas donde más contactos estrechos se localizan, una media de entre 2 y 11 por cada positivo.

Sin restricciones de movilidad y con el virus circulando, la tarea de estos sanitarios es vital no para evitar los rebrotes, sino para atajarlos lo antes posible e impedir, sobre todo, que la infección llegue a la población vulnerable.

Un trabajo de investigación constante e intenso que no podrá parar hasta que exista una vacuna o tratamientos eficaces.