El ahorro depositado por las familias y empresas no financieras extremeñas en cuentas a la vista y a plazo superó en marzo pasado por vez primera los 19.000 millones de euros, hasta situarse en 19.013,3 millones, 123 más que los que había al finalizar el 2019. Aunque la estadística del Banco de España apenas si recoge dos semanas de confinamiento y esta tendencia al alza no es ni mucho menos un fenómeno nuevo (en cinco años los depósitos han aumentado un 13%), el parón del consumo que ha provocado el covid y la incertidumbre sobre cómo puede evolucionar la situación económica a partir de ahora parecen estar impulsando significativamente el ahorro.

La última encuesta elaborada por el Instituto BBVA de Pensiones, centrada en el impacto del coronavirus en las perspectivas de ahorro y jubilación, recoge que casi seis de cada diez españoles afirman que consiguieron ahorrar durante el confinamiento.Entre los que lograron hacerlo (el trabajo considera a quienes son ‘sustentadores principales o responsables del cuidado y las compras del hogar’), la cantidad media que economizaron fue de 367 euros al mes. Otros aspectos interesantes que revela este estudio es que la mitad de la población afirma que dará preferencia al ahorro en el futuro o que un 61% reconoce que gastó menos durante la cuarentena, por un 26% que apunta que lo hizo igual y un 13% que indica que su desembolso fue menor.

Por otro lado, a pesar del progresivo aumento de los depósitos de los extremeños, en marzo volvieron a perder peso una vez más los que son a plazo en favor de las cuentas a la vista. En cuatro años los primeros han bajado de 6.214,6 millones a 2.820,6 millones debido a que las ganancias por los ahorros se ha ido reduciendo al mínimo en la última década por el descenso de los tipos de interés.

Menos endeudados

En sentido inverso al que han seguido sus activos financieros en bancos y cooperativas de crédito, los extremeños continuaron en el primer trimestre de este ejercicio con su progresivo desapalancamiento, que llevó a que el volumen de su crédito se redujese en más de 500 millones de euros, hasta los 14.300. En dos trimestres del 2008 llegaron a superarse los 22.000 millones de euros.

Las cuentas trimestrales no financieras de los sectores institucionales que publica el INE también apuntan a esta mayor predisposición al ahorro. Si se eliminan los efectos estacionales y de calendario, la tasa de ahorro de los hogares españoles a lo largo de los tres primeros meses del año fue del 11,2% de su renta disponible, 2,8 puntos superior a la del trimestre anterior y no muy lejos del doble de la proporción contabilizada en el trimestre inicial del año pasado (6,2%).

«En el saldo a la vista de cuentas corrientes y depósitos a corto es cierto que estamos notando un incremento», confirma Juan Ramón Gómez, director del Área de Negocio de Caja Rural de Extremadura. «La gente en un primer momento ha ahorrado por la caída del gasto y posteriormente lo ha hecho por la incertidumbre, lo que denominamos el ahorro preventivo. Todo aquel que ha mantenido un nivel de ingresos igual o parecido está tratando de protegerse frente a las posibles carencias que tenga en un futuro», puntualiza.

En esta misma línea, desde Banca Pueyo se explica que durante el periodo que va entre el inicio de la pandemia y el 30 de junio los depósitos de sus clientes se han incrementado en un 7,09%. En comparación con el comportamiento que se contabilizó en el mismo lapso del 2019, «este crecimiento representa un incremento del 164%», informa esta entidad extremeña, que atribuye la tendencia a dos circunstancias: «El menor gasto de las familias debido al confinamiento y la mayor propensión al ahorro debido a las previsiones económicas y situaciones de desempleo».

A pesar de que la progresiva reapertura de negocios permitió que en junio las ventas del comercio minorista extremeño repuntarán un 18,6% respecto a mayo, el dato del sexto mes del año aún fue un 3,5% inferior al que se registró en el mismo mes del 2019, mientras que la variación de la media se mantiene en lo que va de ejercicio en un -10,2%. A esto habría que sumar el desplome del consumo en hostelería y también la menor inversión tanto en vivienda -en mayo las transmisiones estuvieron un 57,5% por debajo de las del mismo periodo del 2019- como en vehículos -la matriculación de turismos y todoterrenos ha bajado prácticamente a la mitad (-45,4%) en el primer semestre.

Este menor consumo contribuyó, por otro lado, a que los clientes efectuaran menos retiradas de dinero tanto en cajeros como en oficinas. Un cambio de rutinas que se ha visto potenciado por el uso de medios electrónicos de pago. «En el primer mes de confinamiento se redujo de forma muy notable la disposición de efectivo», resalta Juan Ramón Gómez. Y aunque luego repuntó, añade, todavía siegue moviéndose en niveles «mucho menores» que los que había antes de la crisis sanitaria, al consolidarse otras vías de abonar las compras como las realizadas con tarjeta o el móvil.

Un comportamiento que coincide también con los registros de Banca Pueyo, En las ventanillas de su red de oficinas se han realizado entre mediados de marzo y el final del primer semestre un 64% menos de operaciones respecto al mismo intervalo de tiempo del pasado año. Y por lo que atañe al uso que sus clientes han hecho de los cajeros automáticos para sacar dinero, se puntualiza, se ha experimentado una disminución de un 18% en el volumen de efectivo que se ha extraído, si bien el importe medio por operación se ha incrementado en un 17%, al reducirse la frecuencia de las visitas.

El último boletín sobre el impacto de la covid-19 sobre el consumo en España, elaborado por BBVA Research con datos de la semana que va del 20 al 26 de julio, aún recoge un descenso de las retiradas de efectivo con tarjeta por clientes de este banco en todas las provincias españolas. La contracción promedio alcanzó esos días el 16% interanual y fue del 13% en Extremadura.

Según datos publicados por Nielsen recientemente, el pago con tarjeta en el supermercado ha superado por primera vez el uso del efectivo, una tendencia que esta consultora también vincula al cambio de hábitos de consumo observados como consecuencia de la pandemia de coronavirus. Una evolución que ha llevado a que en el 54% de las compras contabilizadas entre marzo y mayo se utilizase este medio de pago, frente al 38% del año anterior. En el lado contrario, el pago en metálico fue empleado en ese mismo espacio de tiempo en el 45,5 % de las ocasiones, quince puntos por detrás del dato existente antes de la covid-19 (61%).

No obstante, esta variación se debe en parte al aumento del tique de la compra, ya que el consumidor gasta más cada vez que acude al supermercado, al reducir el número de visitas a las tiendas por miedo al contagio. Por gasto, si bien el pago a través de medios electrónicos ya lideraba la estadística antes de la pandemia con el 54 % de las ventas, el porcentaje en los últimos meses subió hasta el 66 .