Habita en más de cien ciudades y pueblos extremeños, le gustan las zonas urbanas, almuerza insectos principalmente, pero cada vez es menos visible. El más pequeño de los halcones que nos puebla está en el catálogo regional de especies amenazadas (con la categoría de ‘sensible a la alteración de su hábitat’) y en declive desde hace varios años. El cernícalo primilla ya no regresa cada mes de febrero, en la misma cantidad que antes, a sus habitáculos en Extremadura donde cría tras pasar los meses más fríos en sus cuarteles de invierno en África. Su población ha bajado un 57,6% en Extremadura en 14 años.

El censo más reciente, del 2018, estima que en la comunidad viven 2.159 parejas de cernícalo primilla (749 en la provincia de Cáceres y 853 en la de Badajoz). En el 2004 la población era más del doble: 3.750 parejas (1.950 en Cáceres y 749 en la provincia pacense), según los datos facilitados por la Consejería para la Transición Ecológica y Sostenibilidad. «Y en los años 50 se estimaban más de 100.000 parejas en la Península Ibérica», apunta Pepe Antolín, presidente la organización Defensa y Estudio del Medio Ambiente (DEMA), centrada en la conservación de esta especie. Ahora, el último censo nacional habla de unas 10.000 parejas en España.

¿Qué está pasando con esta especie? La situación extremeña (donde se concentra cerca del 20% de la población total de la península) se repite en otras colonias del país y las razones son variopintas, pero destacan principalmente dos: la pérdida de los lugares tradicionales de nidificación (cierre de mechinales, sustitución de los tejados tradicionales de teja árabe, obras...) y los cambios en la agricultura que están mermando la calidad de las zonas de alimentación (sustituciones de cultivos no favorables para la especie como olivar o viñas, disminución de pastizales permanentes, uso de fitosanitarios...). Son dos de sus principales amenazas en los más de cien municipios extremeños donde existen colonias de cernícalo primilla en la actualidad.

«La clave de la supervivencia de cualquier especie está en los recurso alimenticios. Hemos solicitado a nivel nacional que la especie se catalogue en peligro de extinción, porque si desaparece su hábitat, desaparece el cernícalo primilla. Es un problema endémico de la especie que tiene poca solución como no espabilemos», destaca el presidente de DEMA. Esta organización sin ánimo de lucro cuenta con un centro de cría en cautividad y lleva décadas implicada en la conservación del cernícalo y en dar la voz de alarma sobre su problemática particular. Por eso el colectivo, con sede en Almendralejo, es uno de los socios del programa Life Zepa Urban (2016-2021) para la conservación del cernícalo primilla a largo plazo en la comunidad.

19 ZEPAS URBANAS CATALOGADAS / Para conseguirlo desde el 2016 se están desarrollando una treintena de actuaciones sobre los puntos calientes: las 19 espacios de Zepas (zonas de especial protección) urbanas declaradas en Extremadura, donde se asientan las principales colonias de la especie en la comunidad. En concreto, esos 19 espacios especiales para el primilla están en Acedera, Alburquerque, Almendralejo, Belvis de Monroy, Brozas, Casa de la Enjarada, Fuente de Cantos, Garrovillas, Guareña, Jaraíz de la Vera, Jerez de los Caballeros, en la ciudad monumental de Cáceres, Llerena, Ribera del Fresno, San Vicente de Alcántara, Saucedilla, Trujillo, Zafra y en El Cachón de Plasencia.

En estas 19 zepas urbanas, con Life Zepa Urban se ha realizado un seguimiento más preciso de las colonias existentes «con censos anuales en la mayoría de ellos», explican desde la consejería. Y está previsto que en el 2022 se realice un censo regional con los datos obtenidos en estos últimos años «para valorar el estado de conservación de la especie y su tendencia poblacional en los últimos cuatro años».

Más allá de conocer la situación real y actual el programa, en el que participan socios como DEMA, Intromac y las direcciones generales de Patrimonio y Turismo, entre otros, presta especial atención también a las obras en los edificios donde nidifica la especie (cada zepa cuenta con un inventario de edificios de interés para la especie) y disponen además de una línea de ayudas para subvencionar la restauración de tejados en los que se asienta el primilla. Asimismo se trabaja en la instalación de nidales creados expresamente para el primilla y diseñados por el presidente de DEMA para «dignificar la vida de estas aves», apunta. A través del Intromac se han fabricado con una mezcla de hormigón y corcho un millar de nidales que ya se han ido probado en algunos puntos concretos, pero que este año se han extendido por la mayoría de las colonias de la comunidad.

La colocación de estos nuevos hogares se ha realizado antes del 15 de febrero para no interrumpir la llegada de sus huéspedes en la segunda mitad de febrero. Uno de los últimos puntos en instalarse ha sido Puebla de la Calzada, donde a través de Adenex y con la ayuda de los bomberos, han colocado varios nidales en tejados de particulares y de la ermita de la Concepción. «Con estos nuevos nidos se garantiza que tengan unas mejores condiciones», destaca Francisco Lopo, voluntario de Adenex.

REINTRODUCCIÓN Desde la Dirección General de Sostenibilidad explican que, entre otras actuaciones, también realizan un seguimiento de lo dormideros que se forman a l final de periodo reproductor y antes de su migración, así como de las obras en los edificios donde nidifica la especie. Trabajan en la cría en cautividad en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Los Hornos, donde nacen más de un centenar de pollos cada año que se emplean en la recuperación de las colonias extremeñas, y en mejoras en el hábitat de alimentación en colaboración con agricultores y ganaderos. Dentro del Life también realizan marcajes GPS y satélite a más de medio centenar de ejemplares para conocer los problemas que sufren en sus zonas de invernada, donde se están viendo afectados por la caza, el envenenamiento y enfermedades como la malaria aviar. «Se están desvelando cosas magníficas».

En torno al cernícalo primilla, la comunidad ha diseñado un programa turístico para los amantes del avistamiento de aves, pero sobre todo esta especie «siempre ha sido un buen aliado de la agricultura tradicional». «Es una de las especias más urbanas, pero también más desconocidas», concluye Antolín.

La iglesia de la Purificación, la primera zepa urbana de Europa

«El corral de la casa de mi madre fue el primer centro de recuperación de especies rapaces en peligro», ironiza Pepe Antolín. Maestro y apasionado de las aves, en el año 88 participó en el primer censo nacional del cernícalo primilla y «ahí desperté». Desde entonces no ha parado de crear, investigar y buscar cómo proteger y mejorar la vida de las aves que nos rodean. En 1990 creó la organización sin ánimo de lucro DEMA, Defensa y Estudio del Medio Ambiente, que se ha ido especializando en la conservación del cernícalo primilla, en seria amenaza de desaparición. «La situación de esta especie, al igual que la de otras muchas, es un ejemplo más del colapso ambiental que amenaza la biodiversidad de nuestro planeta».

En Almendralejo cuenta con un centro de cría en cautividad y otro de interpretación de esta especie y de allí salió también el diseño de unos nidos específicos para el primilla, que se están instalando en las colonias extremeñas a través del programa Life ZepaUrban y que se están empleando también en otras comunidades, como Aragón, e incluso a nivel internacional. «Es un nido raro, especial, que rebosa por los bordes y no hace falta limpieza ni mucho mantenimiento», cuenta Antolín, de 67 años. Pero nada de esto es casual en Almendralejo. El empeño y la pasión de este vecino natural de Hornachos es tal que a él se debe la existencia de las 19 zepas urbanas declaradas en Extremadura en estos momentos. La ubicada en Almendralejo fue la primera de Europa.

«La creación de las zepas urbanas sale de la Iglesia de la Purificación», cuenta Antolín, que hace casi dos décadas empezó a colarse en los tejados del templo, junto a un grupo de niños de entre 12 y 16 años, para colocar nidos. «Para los niños, que ahora tienen más de 30 años, era una auténtica aventura y para los cernícalos, la recuperación de una colonia que estaba a punto de desaparecer». Y no solo no desapareció, sino que aquella colonia creció, se convirtió en un referente y en la primera zepa urbana del cernícalo primilla de Europa, a la que bautizaron coloquialmente como una ‘zepa divina’, por ubicarse en el tejado de una iglesia. Aquello fue el origen de las 19 zepas urbanas declaradas hoy en la región y se convirtió en 1997 en la colonia más grande de la provincia. «Fue un hito desde el punto de vista de la conservación y nos sentimos muy orgullosos». Esa colonia sobre la Purificación llegó a tener unas 100 parejas reproductoras, aunque ahora, por los problemas que sufre la especie, el número ha bajado a la mitad.