La tractorada de Apag Extremadura Asaja ha completado hoy los 350 kilómetros hasta Madrid para visibilizar los problemas del campo extremeño, aunque no han logrado reunirse como pretendían con el ministro de Agricultura Luis Planas. La comitiva de protesta entraba en la capital pasadas las 14.00 horas y han accedido con los tractores hasta las inmediaciones de la sede de Ministerio de Agricultura, junto a la estación de Atocha. Una delegación ha accedido al interior del edificio con la intención de entregar al ministro el documento con las reivindicaciones del campo extremeño, aunque ese encuentro no ha llegado a producirse. A continuación se han dirigido a la sede del Ministerio de Sanidad y Consumo del que depende Asuntos Sociales, donde también pretendían llevar su reivindicación al vicepresidente segundo Pablo Iglesias. .

Los nueve vehículos de la tractorada de Apag Extremadura Asaja hasta Madrid habían reanudado este miércoles la segunda jornada de viaje desde Torrijos, donde pasaron pasado la noche. Los tractores salieron ayer martes para llevar la protesta por los problemas del campo y llevar hasta el despacho del ministro de Agricultura Luis Planas las reivindicaciones del sector: "Confiemos en que podamos dar traslado de las reivindicaciones que llevamos haciendo tanto tiempo. Sería lo mínimo exigible después de la kilometrada que nos vamos a dar desde Extremadura hasta Madrid", decía esta mañana el líder de Apag Extremadura Asaja, Juan Metidieri antes de reanudar la marcha. La protesta trata de concienciar sobre algunos de los problemas que el campo lleva años denunciando, entre ellos los bajos precios en origen, el tratamiento que se les da en las transacciones internacionales ("se utilizan como moneda de cambio y siempre somos los damnificados", reivindicaba este martes Metidieri), el recorte que perciben en la PAC y el endurecimiento de las exigencias medioambientales.

«Que al menos Planas nos escuche, aunque dudo que lo haga», afirmaba este martes al teléfono Cándido Méndez, un agricultor de la Campiña Sur que se dedica al olivar y el cereal y que forma parte de la comitiva que ha salido este martes de Talarrubias. Quieren llevar hasta el Ministerio de Agricultura y el de Asuntos Sociales la complicada situación que atraviesan las familias que viven del campo.

«Mis dos hijos trabajan conmigo en la explotación. Es un orgullo como padre que hayan querido hacerlo. Pero en estas condiciones es lamentable. Nos pagan una miseria y después lo ponen a precio de oro», prosigue. Uno de sus vástagos va conduciendo el tractor familiar. «Hay que tener mucha moral o estar muy loco para vivir del campo. Es vergonzoso lo que pasa entre el precio en origen y el precio en el supermercado» cuenta al teléfono desde el furgón de apoyo que llevan los manifestantes.

Los tractores han salido esta mañana sobre las 9.30 horas y está previsto que lleguen a Madrid entre las 12.00 y las 13.00 horas. Van por carreteras secundarias para evitar colapsar las vías principales, escoltados por la Guardia Civil, y a un velocidad máxima de 30 kilómetros a la hora, que es lo que pueden alcanzar los tractores. La mayoría van coronados con banderas de España y de Extremadura y el tractor que abre la expedición lleva sobre la pala una pancarta con lema de la protesta: ‘En defensa del campo extremeño’. La protesta ha contado con autorización de las delegaciones del Gobierno de Extremadura, Castilla La Mancha y Madrid para realizar el acto de protesta adaptada a los protocolos de seguridad.

Precios justos

Carlos Rodríguez conduce uno de los tractores que integran la comitiva de protesta. Tiene 80 hectáreas de olivar de secano y la última campaña, que acaba de terminar ha sido «pésima» porque nada ha ayudado a lo contrario: ni ha acompañado el tiempo, ni la vecería les ha dejado mucho margen, ni los precios les han dado un respiro. En la mayoría de los casos, según denuncian, no les permiten ni cubrir los costes de producción. «Si el precio que nos pagaran fuera mayor, no tendríamos que depender de ayudas», razona el agricultor.

«Nos tienen asfixiados. Somos el sector primario y trabajamos para que el resto del mundo pueda comer; pero a pesar de eso la mayoría de las veces somos los últimos», lamenta Antonio Mateos, productor de cereal. Lleva la explotación de su madre, de 80 hectáreas, y con la cosechadora que le dejó su padre en herencia trabaja también otras tierras. «Trabajas para que luego entre un barco cargado de cereal y nos tiran los precios a las cooperativas. Solo suben los costes y así no podemos competir», lamenta.