En las tres últimas décadas, Extremadura ha generado 243 millones de toneladas de CO2 equivalente (la unidad de medida de los gases de efecto invernadero). Este volumen supone el 2,3% del total de las emisiones de España entre 1990 y 2019, lo que deja a la región como la cuarta menos contaminante en este periodo. Son algunos de los datos que arroja el informe ‘Radiografía de las emisiones de CO2 por comunidades autónomas 1990-2019’, elaborado por el Observatorio Sostenibilidad y la consultora AIS Group. En valores absolutos, han sido Andalucía y Cataluña las autonomías con más emisiones, un 14% del total cada una de ellas, seguidas de Castilla y León, con un 10%, Galicia (9%), Asturias (8%) y Comunidad Valenciana (7%).

En estos treinta años, Extremadura ha aumentado su volumen de emisiones alrededor de un 65%, pasando de emitir 5,7 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente a la atmósfera en 1990 a los algo más de 9 millones que se estiman para el 2019, una progresión que la coloca como una de las regiones, junto a Murcia y Navarra, donde el nivel de crecimiento ha sido mayor. No obstante, pese a este avance, en el último ejercicio para el que se tienen cifras Extremadura se situó como la quinta comunidad menos contaminante, tras La Rioja, Cantabria, Navarra y Baleares.

Cifras per cápita

En términos per cápita, cada ciudadano extremeño emite del orden de 8,79 toneladas de CO2 equivalente (con datos del 2019), una media superior a la del conjunto del país (6,67 toneladas). Las mayores emisiones por persona corresponden a los asturianos, con aragoneses y navarros en segundo y tercer puesto.

Esta distribución se corresponde con la presencia de centrales térmicas de carbón --la forma más contaminante de generar electricidad-- y de la industria pesada en zonas que, por lo general, están poco pobladas. En el otro extremo, los menores emisores per cápita son los madrileños, los valencianos y los andaluces. Se trata, sin embargo, y sobre todo en el caso de la comunidad madrileña, de zonas donde se consume energía producida en otros territorios.

Atendiendo solo a los sectores difusos --aquellos que engloban actividades no sujetas al comercio de derechos de emisión, como el residencial, el comercial, el transporte, los residuos o el agroganadero-- los mayores valores en relación a su población se dan sobre todo en comunidades muy extensas con población dispersas, con los máximos en Castilla y León, Extremadura, Aragón y Castilla-La Mancha, mientras que en el lado opuesto se encuentra de nuevo Madrid.

Por contra, el reducido peso del sector industrial en Extremadura hace que figure entre las regiones en las que es menor la relevancia de las emisiones de los sectores fijos (instalaciones sujetas al mercado europeo de derechos de emisiones: industria, energía o aviación).

Según otro informe dado a conocer en el 2017 por este mismo observatorio, el listado con las diez empresas con mayores emisiones en Extremadura lo encabezaba la cementera de Alconera, muy por encima de otras dos industrias situadas en la provincia de Badajoz: Siderúrgica Balboa y BA Vidrio SA. El ‘ranking’ lo completaban, en todos los casos ya con porcentajes muy inferiores, Enagás (que cuenta con una estación de compresión de gas en Almendralejo), media decena de industrias dedicadas al transformado de tomate y la fábrica de ladrillos de Valdivia.

Por otro lado, dentro del periodo de los treinta años que abarca el estudio, el pico de las emisiones de Extremadura se alcanzó en el 2007, momento álgido de la burbuja inmobiliaria previa a la crisis. Este máximo coincide con el que se marcó en el conjunto del país. La curva de evolución de las emisiones refleja en los años posteriores tanto en la región como en el agregado nacional, el desplome que sufrió la economía, con un descenso de la actividad industrial, menores niveles de movilidad y una demanda de electricidad en retroceso. Algo similar a lo que se apreciará cuando se conozca el impacto que ha tenido la covid 19 en las emisiones del año pasado.

Entre el 2018 y el 2019 el estudio estima que las emisiones de Extremadura cayeron un 1,3%, una contracción bastante inferior a lo que se redujo de promedio en el Estado (6,2%).

Según el último ‘Inventario de emisiones de gases de efecto invernadero en Extremadura’, elaborado por el Observatorio Extremeño de Cambio Climático con datos de entre el 2015 y el 2018, prácticamente un 70% de las emisiones de estos gases que se producen en la región corresponden al transporte (casi un 25% del total) y a la agricultura (un 45%). La fermentación entérica supone dos terceras partes de la aportación de gases de efecto invernadero del sector primario en la región, con 2,7 millones de toneladas, rozando un 30% del global. Proceden del metano que se genera durante el proceso digestivo normal del ganado y que luego el animal eructa o exhala. Su principal origen son los rumiantes (como vacas, ovejas y cabras), si bien también son generados, pero en niveles menores, por los animales monogástricos como los cerdos. Las actividades industriales aparecen con alrededor de 545.000 toneladas (menos de un 6% del total).