Como «extraordinario» califica el Banco de España en un reciente informe el aumento que se ha producido en el ahorro de los hogares españoles a causa de la pandemia de la covid-19. Y una parte significativa de ese exceso de ahorro, continua el supervisor, se ha acumulado en los depósitos bancarios. Una aseveración que confirman los últimos datos, que abarcan ya el conjunto del 2020, sobre el dinero que las familias y las empresas extremeñas tienen guardado en este tipo de productos financieros, y que revelan cómo en solo un año este montante se han incrementado en más de un 9%.

Son 20.602,2 millones de euros los que estos agentes económicos tenían depositados al cierre del año pasado en las entidades financieras, frente a los 18.890,3 millones con los que se despidió el 2019, lo que supone alcanzar un nuevo máximo en términos nominales (sin descontar el impacto de la inflación). En Extremadura no se registraban incrementos anuales parecidos entre el cierre de un ejercicio y el anterior desde los que se contabilizaron entre el 2006 y el 2008, ejercicios que estuvieron marcados por el punto álgido de la burbuja inmobiliaria y el subsiguiente inicio de la crisis financiera.

Teniendo en cuenta también a las administraciones públicas --que suponen menos de un 5% del total de depósitos-- en el 2020 el dinero confiado por los extremeños a bancos y cajas aumentó en 1.860 millones de euros. Una idea de la dimensión de esta cifra la da el hecho de que es de una magnitud muy similar a la del hundimiento del PIB previsto para Extremadura a lo largo del pasado año, que fue de un 9,2% según las estimaciones BBVA Research, lo que la situaría también en el entorno de los 1.900 millones de euros.

Es significativo que, en variaciones intertrimestrales, el aumento del ahorro durante el año de la pandemia fuese muy suave entre enero y marzo, periodo que transcurrió en su mayor parte antes del estado de alarma, y que incluso disminuyese durante el tercer trimestre. En los meses de verano acostumbran tradicionalmente a disminuir los depósitos de familias y empresas, pero en este caso también fue justo cuando más laxas fueron las restricciones a la actividad económica por la mejor situación sanitaria que se registró, lo que facilitó el gasto.

En sentido contrario, destacan los aumentos que se dieron en el segundo y el cuarto trimestres. Eso coincide, por un lado, con el primer envite del virus, de abril a junio, cuando el dinero en depósitos se disparó un 5,8%; por otro, con el último tramo del año, cuando hizo aparición la segunda ola. Entonces se sobrepasó el 3% de crecimiento.

Porque, como señala el Banco de España, el incremento del ahorro ha sido el reflejo de una caída mucho más acentuada en el consumo que en las rentas, sostenidas en buena medida gracias a las ayudas públicas. Por eso, una de las razones que ha llevado a llenar más las huchas es lo que puede calificarse como ahorro forzoso: el que ha venido derivado de las restricciones que las autoridades han impuesto a la movilidad de las personas y al desarrollo de determinadas actividades con el fin de apaciguar el avance de la enfermedad. Con la movilidad restringida y bares, hoteles y tiendas cerrados o funcionando a medio gas, inevitablemente el consumo se ha resentido. Un bolsa de ahorro forzoso que, hasta el tercer trimestre, podría rondar el 2,5% del PIB tanto en España como en el conjunto de la zona euro, estima el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos. Es, en buena parte, gasto en el sector servicios, por lo general no aplazable y que, por tanto, se perderá aunque se reactive la economía.

El segundo motivo que lleva a esta mayor frugalidad es la precaución ante la incertidumbre que generan las actuales circunstancias económicas y sanitarias. «En esta coyuntura, la percepción de los hogares sobre su situación financiera futura o acerca de la evolución del desempleo se ha deteriorado de forma notable», se apunta. Incluso, no se descarta que «las situaciones extremas que se han producido en los últimos meses» puedan cambiar estructuralmente el patrón de comportamiento de los individuos, de manera que se gaste menos para protegerse ante la posibilidad de que este tipo de eventos pueda volver a repetirse.

La otra cuestión sobre la que el Banco de España llama la atención es la de que el ahorro se concentra sobre todo en las rentas más altas. Los hogares donde son más bajas «no solo tienen una menor capacidad de ahorro, sino que el aumento de este durante los últimos trimestres también podría haber sido más limitado o, incluso, en algunos casos, haber sido inexistente, a pesar de que las medidas de apoyo público han contribuido a preservar sus ingresos», se arguye. Entre otras cuestiones, porque los hogares con rentas menores tienen un peso relativamente más elevado en el empleo de aquellos sectores que se han visto atacados de forma más virulenta por la pandemia.

También sube el crédito

Del lado del crédito se han dejado sentir igualmente los efectos de la covid-19. El 2020 finalizó en Extremadura con un volumen crediticio de 16.918,6 millones, la cifra más alta desde marzo del 2015, y casi 1.300 millones más que un año antes. Una progresión debida en parte a las líneas de avales puestas en marcha por el ICO para mitigar los daños de la pandemia en la economía (a 31 de diciembre se había avalado un importe total en la región de 1.525,9 millones de euros que habían permitido 1.955,5 millones de financiación), pero también a operaciones de refinanciación de la Junta de Extremadura con varias entidades de crédito de deuda contraída a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).