Extremadura es la quinta comunidad con mayor presión fiscal y la primera en cuanto al peso de la economía sumergida en relación a su Producto Interior Bruto (PIB). Así se refleja en el informe ‘La competitividad fiscal de las comunidades autónomas. Condición necesaria para el desarrollo económico’, elaborado por el Instituto de Estudios Económicos. El texto señala que Cataluña es la región con mayor presión fiscal y Madrid con la menor. En el caso de Extremadura, es de 120,2 sobre un índice de 100 de la Unión Europea, cuando la media nacional es de 110. El porcentaje de la economía sumergida en Extremadura sobre el PIB regional es del 29,1%, seis puntos por encima de la media nacional.

El presidente del Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa, señaló ayer en la presentación del informe que la crisis de la covid ha intensificado «los graves problemas» de la economía española, con un aumento del déficit publico y de la deuda, que requerirá «tomarse en serio su reducción», para lo que es necesario generar crecimiento económico y empleo, y ha rechazado aumentar los impuestos «en un momento tan delicado». A su juicio, aumentar la imposición en seis puntos como sugiere el Gobierno es «negativo». Subir los impuestos no siempre tiene un efecto positivo, porque desincentiva la inversión. Por ello, Fernández aboga por hace aflorar la economía sumergida.

Según el estudio de esta entidad privada, España no está por debajo de la media de presión fiscal de la Unión Europea, si se tiene en cuenta esa economía sumergida, que es «sustancialmente más elevada» que en la media de la UE.

ARMONIZACIÓN A LA BAJA / Madrid obtendría una presión fiscal de 87,6 puntos, la más favorable, seguida de los distintos territorios del País Vasco, y el peor resultado se da en Cataluña, donde el índice se elevaría hasta los 134,5 puntos. El informe destaca la importancia de la corresponsabilidad fiscal, y en su defecto, que cualquier armonización de tributación entre las comunidades autónomas debería hacerse a la baja, y no al alza.

Considera positivo dejar que los territorios puedan reducir los impuestos que cobran a sus contribuyentes, puesto que existe una correlación clara entre un sistema fiscal eficiente y competitivo, que evite distorsiones y con tipos reducidos, y un mayor crecimiento económico, lo que produce la paradoja de que territorios con impuestos más bajos consigan una mayor recaudación que aquellos otros que mantienen una tributación elevada.

Pone como ejemplo Madrid, donde, a pesar de sus bonificaciones, se recauda por el impuesto sobre Sucesiones y Donaciones una cantidad similar a la de Cataluña, que la supera en habitantes y tipos impositivos, y ello debido a que el número de donaciones en Madrid se ha incrementado muy significativamente desde que se introdujeron las bonificaciones.