Los vecinos de Oliva de la Frontera (Badajoz) celebran desde hoy la feria dedicada a su patrón, San Marcos, que dice el refrán que llena los charcos y este año, además de agua, ha traído ilusión y esperanza a uno de los sectores más maltratados por la pandemia: los feriantes. Oliva ha sido el primer pueblo de la región que ha vuelto a instalar las atracciones de feria, desmontadas desde hace 20 meses. La decisión de este ayuntamiento ha sido bien recibida por estos empresarios y también por los niños y padres oliveros, que acogieron el martes a los ‘cacharritos’ con aplausos y ayer con platos de jamón.

Una calurosa bienvenida que los feriantes agradecieron en las redes. Lo hizo Samuel, de Olivenza, al expresar que había sido «uno de los mejores días de mi vida», no por poder llevar su negocio a una feria, sino porque al llegar al parque de los Patos -donde se han colocado las atracciones en lugar de en el ferial-, los niños que estaban allí con sus padres comenzaron a aplaudirle, «pero con un aplauso grande» y «eso no tiene precio». También Félix dijo sentirse «como un niño con zapatos nuevos» al viajar a Oliva, donde fue recibido como su compañero al bajar del camión con aplausos «que me han puesto los vellos de punta». «Yo que acudo a vuestro pueblo para tratar de haceros un poquito más felices y resulta que me habéis devuelto esa felicidad multiplicada por mil».

Así es el agradecimiento que expresan estos trabajadores después de tanto tiempo sin poder desarrollar la actividad que mejor saben hacer, de la que viven en Extremadura 1.500 familias. No ha sido fácil y tampoco el camino para la normalidad de su sector está marcado del todo. Rosa Morgado, portavoz de los feriantes, agradece el empeño del Ayuntamiento de Oliva para cumplir el protocolo de atracciones de feria, con la implicación de su vecinos. También han mostrado interés los de Zahínos, Jerez de los Caballeros y Santa Amalia. Morgado ya tiene reuniones previstas con los ayuntamientos de Plasencia, Badajoz y Cáceres, donde reconoce que «las ferias son más complicadas». Para el sector sería muy importante poder instalarse en Cáceres porque «abriría las puertas a Extremadura». Todo esto tras muchas negociaciones de las que ahora empiezan a ver alguna recompensa. «Porque es muy duro vivir 20 meses sin ingresos, ni ayudas y sin que te dejen realizar tu trabajo», se lamenta. Con razón hay aplausos que emocionan.