La recogida de la cereza es el punto de inicio de la gran campaña agrícola que supone en la región la recogida de la fruta de hueso, con miles de trabajadores que se mueven entre distintas localidades aprovechando la oportunidad de empleo que supone la demanda de mano de obra que tiene el campo en esta época del año. Es el segundo año en el que la campaña transcurrirá en el contexto de la pandemia de covid-19 y por eso Salud Pública acaba de remitir una carta a la mancomunidad del Valle del Jerte en la que solicita la colaboración de los ayuntamientos de la zona para que, aparte de las medidas de prevención generales para toda la población, vigilen el cumplimiento de otras específicas que se han establecido en este caso: un registro con todos los trabajadores que establezcan su residencia en el Valle del Jerte durante la campaña de la cereza y pruebas diagnósticas de PCR antes de que empiecen a trabajar. La campaña de la cereza puede generar unos 4.000 contratos en la zona. 

En esencia es el mismo protocolo que se puso ya en macha el año pasado, señalan desde la Consejería de Sanidad. No se han introducido modificaciones porque, según explican, el protocolo funcionó «correctamente» entonces.

Los registros de trabajadores tendrán que hacerlos los ayuntamientos y remitir los datos diariamente a los Servicios Veterinarios de la zona. Tendrán que incluir en ellos el nombre, apellidos, la dirección y el teléfono de contacto de cada trabajador que llegue a la zona, así como los datos de los convivientes y del agricultor para el que van a trabajar. 

Vigilancia

Junto con la inscripción en el registro, esos mismos trabajadores tendrán que someterse a una prueba PCR cuando lleguen a la localidad que se realizará «preferiblemente antes de empezar a trabajar» y una segunda prueba a los siete días. Serán los servicios veterinarios de la zona de salud los que se ocuparán contactar con los trabajadores para esas pruebas.  

Junto a este protocolo para las mano de obra de las explotaciones agrarias, la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte mantiene también en vigor el protocolo que creó el año pasado para las centrales de fruta, que no prevén llegar al pico de actividad (con plantillas de e entre 800 y 1000 trabajadores) hasta los meses de junio y julio, el momento de máxima concentración en la zona. «Las condiciones serán muy similares a las del año pasado y las medidas del protocolo las tenemos ya claras. El problema lo tuvimos hace un año, cuando tuvimos que ponerlo todo en marcha con muy poco margen», indica Mónica Tierno, directora general de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte. Recuerda que ya entonces, no tuvieron ningún caso de contagio en los centros de trabajo. En ese caso, además de las medidas básicas en cuanto a la desinfección, toma de temperatura de los trabajadores o ventilación, entonces pusieron en marcha un sistema de descansos y entradas escalonadas que mantendrán este año para evitar la concentración de trabajadores. 

Una incógnita en el resto de las campañas

La campaña de la cereza es la primera de las que se suceden a lo largo de la primavera y el verano en la región. El resto de las ligadas a la fruta de hueso arrancarán en quince días y las centrales no tienen certezas aún de si se mantendrán estas mismas condiciones entonces o si la desaparición del estado de alarma el próximo domingo condicionará de alguna otra manera la actividad. «El año pasado los protocolos funcionaron con eficacia y no se produjo ningún foco en las centrales, pero no sabemos qué pasará. Iremos actuando con lo que nos digan», apunta e gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex). El colectivo ha solicitado (junto a Cooperativas Agroalimentarias) que se vacune de forma prioritaria a todos los trabajadores de las centrales hortofrutícolas antes de que se inicia de la campaña.