Aunque su presencia sigue siendo minoritaria empieza a ser más frecuente encontrar a mujeres a pie de obra como ingenieras de caminos, de obras públicas, arquitectas o arquitectas técnicas. Las mujeres con un perfil técnico vinculado a una formación universitaria han ido ganando peso en un sector esencialmente masculino y masculinizado como es el de la construcción, pero su presencia en él prácticamente se limita a esos puestos que dependen de una titulación superior o los relacionados con las labores de administración y oficina de las empresas del gremio. 

No hay mujeres aún en ‘el tajo’ o solo las hay como una excepción a la norma, en un momento en el que la construcción está demandando además mucha mano de obra con una cualificación media, para labores como oficiales de primera o en tareas de empresas auxiliares como fontanería e instalaciones. En ese escenario, Fundación Pymecon ha optado por pasar a la acción con una campaña en la que pretenden impulsar la presencia de la mujer en todas las empresas del sector. Lo que quieren es, por un lado, potenciar la figura de la mujer que ya está en activo en el sector y por otro, ahondar en la forma de alcanzar el objetivo de que su presencia se normalice. 

«No es fácil la tarea porque el estereotipo del albañil distorsiona la realidad de la obra en la actualidad, pero en los tiempos que corren hay que superar todos los prejuicios de la masculinización del sector», explica José Luis Iglesias, gerente de la Fundación Pymecon. 

Vencer reticencias

También hay reticencias en una parte del sector que sigue recelando de la incorporación de la mujer en algunas tareas por el desgaste físico y el esfuerzo que requieren. «Es cierto que mucho del trabajo es físico, pero también que ya lo es menos, porque ahora hay medios técnicos que facilitan muchas de las tareas más duras», apunta Iglesias. Pymecon quiere llevar a cabo una encuesta entre sus asociados para evaluar el grado de implicación del sector y la disposición de las empresas a abrir el abanico laboral ante el pico de demanda están teniendo: «la realidad es que muchas están rechazando obras porque no tienen mano de obra», dice. De ahí que entiendan que la necesidad puede generar la oportunidad: «estamos intentando hacer pedagogía porque la mano de obra es necesaria y es justo que se extienda también a la mujer».

«Es el momento. Hay demanda de mano de obra cualificada y no todo es cuestión de fuerza»

Jose Luis Iglesias - Fundación Pymecon

Las cifras reflejan el páramo que el mercado laboral del sector de la construcción supone para la mujer ahora. Un estudio monográfico del Observatorio de la Fundación Laboral de la Construcción con datos de la EPA evidencia que las mujeres vinculadas a algunos de los gremios que incluye solo representan el 1,1% de las ocupadas en España (99.000 en términos absolutos) y que dentro del sector representan el 7,7% del total: solo hay siete mujeres por cada cien trabajadores en algunas de las actividades que incluye. Extremadura es además una de las regiones en las que más desequilibrada está la balanza y la presencia es aún menor, porque ellas representan el 5,8% de los trabajadores que hay en las 62 ocupaciones vinculadas a la actividad, lo que la sitúa como la cuarta región por la cola, tras Murcia, Andalucía y Canarias. En valores absolutos, había 1.884 mujeres en el sector a finales del 2020, que eran 2.185 un año antes, en fechas previas a la pandemia. 

Rehabilitación y fotovoltaicas

Los exiguos porcentajes que arrojan la presencia femenina en la construcción se nutren fundamentalmente de trabajadoras que hay ya en puestos técnicos de titulación superior y en mayor medida en labores de administración de las empresas: el 51% de la ocupación total de mujeres en el sector se concentra en tres actividades de perfil administrativo y el 63% de las mujeres que están en el sector tienen formación superior. 

«La mujer sigue asumiendo los cuidados. Eso les frena en un sector con movilidad»

Pedro Pérez - Fundación Laboral de la Construcción

«Hay tal demanda de mano de obra especializada en el sector ahora mismo que si hay mujeres que quieren aprovecharlo, el sector las absorberá», reconoce Pedro Pérez, gerente de la Fundación Laboral de la Construcción en Extremadura. Allí llevan varios años trabajando también en labores de asesoramiento a mujeres que quieren entrar en el sector y muchas lo están haciendo ahora con el filón de las plantas fotovoltaicas: «trabajan en los grandes parques solares, pero se les forma para que puedan trabajar en el montaje de placas de autoconsumo, que es un proyecto a más largo plazo».

¿Por qué no hay casi mujeres en la construcción? «Porque la mujer es la que sigue asumiendo los cuidados y eso hace que a muchas les frene lo de meterse en un furgón un lunes a las seis de la mañana para irse a una obra que está en otra ciudad y no volver hasta el viernes por la tarde, y no poder cumplir con esos roles de llevar al niño al colegio o al médico», asume Pérez. Pero pone en valor la experiencia de las empresas que cuentan con trabajadoras en tareas como operadores de maquinaria, acabados de construcción o pinturas (donde se cree que puede haber mayor proyección de la mujer) y destaca que son esas las actividades que más crecerán en los próximos años la hilo del incremento que se prevé de las obras de rehabilitación de viviendas.

 Junto a eso anota también las condiciones laborales que respaldan a este sector: «se paga más y tiene mejor convenio y mejor horario que en otros sectores en los que la presencia de la mujer es mayor, como la hostelería». 

Sofía Martín, con una de las grúas de la empresa para la que trabaja. S

«Es duro porque estás donde está el trabajo y eso frena»

SOFÍA MARTÍN- Gruista

Mucho antes de que fuera gruista, Sofía Martín ya quería serlo: «vi una máquina enorme yendo por la carretera y pensé que eso es lo quería hacer». Entonces trabajaba en una empresa de jardinería (se formó como técnico auxiliar en jardinería) y antes de ponerse a los mandos de una de esas moles aún pasó por el ejército, donde dio el primer paso. «Le dije a mi teniente coronel que quería ser conductor, quería manejar los vehículos grandes y empecé a sacarme allí los carnet», recuerda. Los tiene todos menos el de autobús. Sin embargo después de dejar el ejército aún trabajó en una fábrica en su pueblo (Rosalejo) antes de que un cuñado le animara a buscar trabajo como conductora de maquinaria pesada. 

El mismo día que fue a llevar el currículum empezó a trabajar ya con un camión grúa y no ha dejado de hacerlo en 15 años, la mayor parte de ese tiempo vinculada a la empresa extremeña Grúas Eugenio, adonde llegó por recomendación del encargado de una de las obras en las que había trabajado después de la empresa en la que estaba entonces la echara: «Le dije a mi jefe de entonces que tenía un problema porque un día no tenía a nadie que se quedara con mis hijos. Lo interpretó como que no quería trabajar y me despidió». A las 24 horas estaba firmando el contrato en Eugenio. 

«He pasado por las obras del AVE en Extremadura, el túnel de Cañaveral o las obras de cableado, pero también me he movido por toda España. Aquí nunca he sentido que nadie mire si eres mujer o no, sino si sirves para trabajar o no», anota. 

Sigue trabajando adscrita a la sede de Plasencia aunque su puesto está en estos momentos en una mina de Huelva. «Nunca he tenido un problema, pero es verdad que las mujeres no suelen buscar trabajos físicos. Les frena. Y la realidad es que el trabajo físico lo hace la grúa, yo muevo cuatro dedos», apunta. También reconocen que el sector sigue teniendo un lado duro: «sobre todo porque te mueves mucho y estás donde está el trabajo, que no siempre es al lado de casa», reconoce.

Carmen Serrano, en su puesto de trabajo. CEDIDA

«Nunca me ha llegado un currículum de una mujer»

CARMEN SERRANO -Administrativa en una constructora

«Ya no sorprende ver a una coordinadora de seguridad a pie de obra, pero no hay mujeres en ‘el tajo’. Siguen los roles muy definidos y el que pone ladrillos es el hombre igual que el jefe de obra es un hombre también», asegura Carmen Serrano, administrativa de la constructora Lopagua en Jarandilla de la Vera. Su aterrizaje en el sector en el 2008 fue casual y en principio únicamente iba a dedicarse a las tareas propias de su titulación (FP2 de Administración) pero poco a poco empezó a hacer certificaciones a organizar presupuestos y también a pisar la obra para hacer mediciones. Así empezó a conocer la realidad del sector en el que ella representa a ese 51% de mano de obra que realiza tareas administrativas. «Creo que la realidad es que nosotras mismas nos ponemos trabas en muchos casos y nos frenamos. Nunca he recibido un currículum de una mujer, no tengo ninguno en la oficina», sentencia y reconoce que uno de los primeros pasos debe ser «cambiar la mentalidad, también de la mujer, porque no es todo fuerza aquí».

María Granado, pintando la pared en una de las obras en las que trabaja ahora. SILVIA S. F.

«Soy una más en la obra, pero les sorprende verme»

MARÍA GRANADO -Pintora

«Empecé por echar una mano a mi marido con la empresa con tareas muy básicas como llevar material, encintar o limpiar los utensilios...», dice María Granado, pintora al 50% en la empresa que gestiona en Ceclavín junto a Paulino Rodríguez

Es él quien heredó la actividad de su abuelo, que conocían en la zona como ‘El calé’ porque se dedicaba a encalar. Ella empezó a estudiar auxiliar de enfermería pero lo dejó al nacer su hija volvió al pueblo sin tener muy claro a qué se dedicaría. Así empezó a colaborar en el negocio familiar y a entrar de lleno en el sector de la construcción, en el que es una de las pocas pintoras profesionales que hay. «Fui poco a poco, hasta que un día empecé con el rodillo... y hasta hoy», relata. 

Se convirtió en empleada y luego en autónoma, comenzó a ganar experiencia y soltura ahora trabaja codo con codo con el ‘jefe’ en todas las tareas, ya sea subirse al andamio para hacer una fachada o elaborar un presupuesto. «He tenido el mejor maestro y me dicen que soy muy buena en los remates, incluso mejor que el jefe», cuenta. Y ahora ninguno de los dos concibe el negocio sin el otro ni se ve en otro sitio: «Soy una más en la obra, pero es cierto que a muchos les sorprende verme allí».