España se prepara para cambiar su relación con uno de los símbolos más emblemáticos de la pandemia: las mascarillas. A partir de hoy, el uso de estas prendas sanitarias ya no será obligatorio en espacios al aire libre donde se puedan mantener un metro y medio de distancia interpersonal. Aún así seguirá siendo obligatorio llevar una mascarilla encima para taparse nariz y boca en todos los demás espacios de interacción social, tanto en interiores como en exteriores con aglomeraciones, ya que el virus sigue circulando por el planeta y el riesgo de contagio sigue ahí. Así que hoy no decimos adiós a las mascarillas, solo dejamos la puerta abierta para relajar su uso en los espacios donde el riesgo de contagio es más bajo.

Muchos se estarán preguntando qué escenarios podría abrir el cambio. Es decir, ¿ahora qué? El mensaje, advierten los expertos, sigue siendo el mismo. «Calma, paciencia y prudencia», como desde hace meses reivindica el epidemiólogo Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). «Es importante enviar un mensaje positivo a la población, pero atención porque el hecho de quitarse las mascarillas puede generar una falsa sensación de seguridad. La pandemia no ha acabado». 

Amós apunta a dos aspectos clave a tener en cuenta para las próximas semanas y meses. Primero, que el porcentaje de población completamente vacunada sigue estando lejos del horizonte de la inmunidad de grupo. En estos momentos, según datos del Ministerio de Sanidad, alrededor de un 35% de la población española tiene las dos dosis necesarias para forjar la inmunidad y un 56% ha recibido al menos un pinchazo contra el virus. «Sería conveniente relajar el uso de mascarillas cuando al menos el 50% o el 60% de la población ya tenga dos dosis», valora el experto.

En esta misma línea, cinco científicos interpelados por este diario hace unas semanas también apuntaron a que se necesita una incidencia mucho más baja y unas tasas de vacunación bastante más altas para aliviar las medidas preventivas.

La variante delta 

El segundo factor que determinará la evolución de las próximas semanas es la irrupción de la variante delta, que podría trastocar la mejora epidemiológica de estos últimos tiempos. Este linaje, detectado por primera vez en la India, ha demostrado ser más contagioso y escurridizo ante las primeras dosis (de hecho, se estima que solo tiene una efectividad del 30% en población con un solo pinchazo). Varios expertos estiman que en solo unas semanas esta variante podría convertirse en la predominante en España. «Vamos por el buen camino, pero todavía es pronto para hablar del final de una etapa», señala Daniel López Codina, investigador del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOMSC-UPC). «Sigue habiendo mucha gente susceptible al contagio y si relajamos todas las medidas no podemos descartar que vuelve a haber un aumento de casos», comenta.

El científico recuerda que las tasas de incidencia que detectamos ahora no se interpretan de la misma manera que hace tan solo un año. «Gran parte de la población susceptible de enfermar gravemente por covid-19 está vacunada o en proceso. Esto significa que, aunque aumenten los casos, difícilmente este crecimiento se verá reflejado en hospitales y ucis como hasta ahora. Ahora tenemos que transmitir un mensaje a la gente joven para que disfruten con inteligencia de la nueva normalidad», dice.

López Codina destaca tres factores más a tener en cuenta de cara a las próximas semanas. Primero: los jóvenes también pueden enfermar gravemente de covid. Segundo: las vacunas no son 100% eficaces, por lo que hay un porcentaje de la población vacunada que sigue siendo susceptible a contraer la enfermedad. Y tercero: también existen ciudadanos que por motivos varios de salud no se han podido vacunar y dependen de la inmunidad de grupo para estar protegidos. «Tampoco podemos olvidar que la pandemia sigue haciendo estragos por el mundo. En Sudamérica, Rusia y Sudáfrica siguen habiendo focos de una magnitud considerable y esto da pie a que surjan nuevas variantes».

Un gesto de solidaridad Tras un año en el que las mascarillas han pasado a formar parte de nuestra vida, la farmacéutica y divulgadora científica Gemma del Caño envía un mensaje de enhorabuena a la población que ha aprendido a convivir correctamente con esta prenda sanitaria. «En general, la gente se ha esforzado bastante», destaca Del Caño, quien se ha volcado en resolver las dudas de la ciudadanía a través de las redes sociales. «Como lección aprendida, me gustaría que nos quedáramos con la idea de que las mascarillas nos protegen a nosotros y a los de nuestro alrededor. Es un gesto de solidaridad que creo que deberíamos mantener», reflexiona.

En vísperas de que la nueva normativa entre en vigor, ya son muchos los que hablan de guardar siempre una en el bolsillo. Sobre esto, Del Caño apela a la prudencia y pide mantener estas prendas con la máxima higiene posible.