¿Cómo se ha sentido siempre en el foco mediático? 

Mal, pero era necesario.

¿Le ha quemado o potenciado como político? 

Eso no me importa. Solo me importa haber podido lanzar los mensajes con suficiente credibilidad y de la forma más didáctica posible. Y en cierta medida, creo honestamente, que se ha cumplido. Que yo haya salido y ahora tenga más conocimiento por parte de la ciudadanía y que eso dé ventajas políticas, o que ciertas medidas hayan sido impopulares, pues... Cuando uno toma decisiones hay a quien le gusta y a quien no.

El actual presidente de la Junta fue antes consejero de Sanidad. ¿Es ese el camino? 

Mi camino lo veo con mucho trabajo, intentando que la vacunación salga de la mejor forma. Intentando aprovechar al máximo la oportunidad que nos da Europa con los fondos Next Generation. Las decisiones en cuestiones orgánicas y políticas afortunadamente ya no son lo que eran; ahora habla la militancia, hay un proceso muy participativo, y yo espero seguir contando con el liderazgo de Guillermo Fernández Vara, no imagino otro escenario.

Pero puede haber otros escenarios. ¿Se siente preparado? 

Ni me lo he planteado. Yo estudié Medicina porque quería ser médico de pueblo. Creo que hay cierta conexión entre la ideología socialdemócrata y la vocación de servicio público de un médico. Decidí ejercer la política. Primero como gerente del área de salud de Badajoz, después de director general de Sanidad, después en la oposición, que volví a ser médico pero estuve comprometido con mi partido en la secretaría de Sanidad, y ahora como consejero y vicepresidente. Jamás imaginé que un hijo de una ama de casa y un mecánico, que le estaba muy agradecido al PSOE por haber podido estudiar Medicina, pudiese llegar a consejero de Sanidad. Mi ego está cubierto. Si el partido me pide otros compromisos, y con esto no quiero decir nada, sería cuestión de planteárselo. Ha sido un año pico muy animado. Ni por asomo he pensado en la presidencia de la Junta.