Las mascarillas han sido quizá el símbolo más emblemático de la pandemia. Un año después han dejado de ser obligatorias al aire libre, algo que ha causado mucha alegría pero también cautela y respeto entre la población. Así, fueron muchos los extremeños que ayer, primer día de aplicación de la medida, optaron por la prudencia y fueron al parque, a la plaza o de paseo con su mascarilla puesta. «Es más incómodo estar todo el rato quitando y poniendo si me encuentro con alguien que dejarla puesta», comentaban algunos. Y es que la prenda sanitaria ya no es obligatoria al aire libre si se puede mantener un metro y medio de distancia, pero sí en todos los demás espacios de interacción social.